En el PLD hay un debate interno sobre la conveniencia o no de que legisladores de ese partido se conviertan en funcionarios del Gobierno que encabezará Danilo Medina a partir del 16 de agosto.
El tema es de lo más interesante, aunque la discusión sirve más como entretenimiento, porque es una decisión que está en manos del nuevo Presidente. Pero hay razones para pensar que él pudiera inclinarse por integrar congresistas al gabinete.
Algunos alegan que si el pueblo elige a una persona como senador o diputado, ésta debe quedarse en esa posición legislativa, y que lo contrario sería irrespetar la decisión del votante. Es un alegato válido, pero un poco severo. No tiene nada de objetable que alguien, luego de dos años en el Congreso, sea designado como funcionario de un nuevo Gobierno, si puede rendir una buena labor en un área determinada.
Quizás puede ser criticable lo que hacía Amable Aristy, a quien sus compueblanos elegían senador y no asumía el cargo, sino que se quedaba en la Liga Municipal Dominicana y en la curul “colocaba” a un relacionado.
Pero en este caso no se trata de eso. Danilo Medina está en su derecho de decidir con libertad cuáles son los hombres y mujeres que lo acompañarán en la gestión que encabezará dentro de menos de un mes. No importa si en estos momentos, ellos o ellas están ocupando funciones legislativas. Si se diera el caso, el legislador pasa a juramentarse en el Gobierno, y al PLD le tocaría llenar la vacante.
Una razón que lleva a pensar que Medina optaría por “llevarse” a figuras del Congreso, es que precisamente en esa instancia es donde él tiene una de sus principales bases de apoyo. Muchos dirigentes cercanos a Danilo ocupan hoy curules en el Senado o la Cámara de Diputados.
A los que objetan que legisladores se conviertan en funcionarios, hay que recordarles que el propio Medina pasó por ese proceso cuando, siendo diputado, en el 1996, Leonel Fernández lo nombró al frente de la secretaría de la Presidencia.
Yo creo que muchos danilistas pasarán del Congreso al Gobierno. Pero, como decíamos al principio, el que sabe es Danilo.
