Del recuerdo

En estos días postelectorales, en que hay tanto pataleo (en realidad, ese es el término apropiado) a raíz de los resultados de los sufragios, han llegado a mi mente las confesiones personales de políticos amigos sobre situaciones semejantes del…

En estos días postelectorales, en que hay tanto pataleo (en realidad, ese es el término apropiado) a raíz de los resultados de los sufragios, han llegado a mi mente las confesiones personales de políticos amigos sobre situaciones semejantes del pasado. Mis amigos ejercen aún la política y han sido candidato, uno de ellos hasta por la Presidencia y Vicepresidencia de la república. Tras participar como invitado a un programa periodístico en que yo era uno de los conductores, finalizando la década de los años 80s, nos quedamos conversando un buen rato y, entre otras cosas, nos dijo: “Aquí siempre hay alegatos de fraude, compra de cédulas, compra de votos, etc., pero la realidad es que todos hacemos maniobras y triquiñuelas para que las elecciones nos favorezcan; Cuando las cédulas eran de papel, que parecían un librito, eran muchas las tripas que nosotros movíamos para hacer más altas nuestras votaciones”. En otro escenario, también me correspondió escuchar de un político cercano lo siguiente: “Cuando hay elecciones, siempre hay problemas con el cotejo de las actas, porque el delegado que pierde en una mesa, se avergüenza de los resultados y no lleva el acta a su partido para evitar que lo reprendan”. Cuando era casi una moda la abstención electoral por cualquier quítame esa paja, muchas eran las figuras públicas, algunas celebridades incluidas, las que tenían contactos para poner en sus cédulas el sello “Voto el 16 de Mayo de…”, con lo que asumían que se evitarían problemas futuros. Estos recuerdos llegan a mí porque el presente, en cuanto a alegatos y quejas, es lo mismito de siempre. No es otra cosa que el síndrome de Jalisco (si pierde, arrebata) o la creencia, muy falsa, de que a las urnas solo se acude a ganar. Hay que estar preparado también para perder. Esa es la democracia…

Con candela

Repito: Se están jugando con candela, y pueden quemarse, los que promueven y alientan desórdenes y violencia para reclamar lo que los votantes no le dieron en los sufragios. ¡Cuidado con eso…!

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