La delincuencia también azota en la autopista 6 de Noviembre

Muchos aprovechan los accidentes o que los vehículos tengan desperfectos para robar prendas y dinero a conductores y pasajeros.

Muchos aprovechan los accidentes o que los vehículos tengan desperfectos para robar prendas y dinero a conductores y pasajeros. La autopista 6 de Noviembre junto a la autopista San Cristóbal-Baní conectan a la capital con las ocho provincias de la región Sur, pero la oscuridad que domina varios tramos de estas vías la convierten en un peligro para los conductores y en el ambiente adecuado para los delincuentes.

Los tramos de Santo Domingo-Piedra Blanca de Haina, así como de San Cristóbal hasta la entrada de Cambita, son los más utilizados por los malhechores para atracar y asaltar a los conductores, debido a la oscuridad y a la poca vigilancia policial disponible en la zona.

Motoconchistas que salen a buscarse el pan de cada día son las principales víctimas de la delincuencia, de acuerdo con algunos miembros de las paradas que se encuentran en las entradas de Haina, Hatillo, Madre Vieja y San Cristóbal, quienes aseguran que han visto fallecer a compañeros víctimas de los atracadores.

“Hace dos días, aquí en la entrada de Haina, a un compañero lo despojaron de su motor y le dieron dos tiros”, manifestó Wilson Samboy, quien tiene que irse a su casa más temprano para evitar ser víctima de la delincuencia.

Pero la situación empeora para los vehículos y los camiones que sufren fallas mecánicas en el tramo comprendido entre el puente de Lucas Díaz y el ingenio Caei, zona de menos movimiento y de mayor oscuridad. “Yo estoy cambiando esta goma con este cuchillo cerca por si acaso se acerca alguien para atracarme”, precisó Carlos Tiburcio, que se trasladaba a la capital luego de hacer algunos trabajos en Baní.

Choferes se quejan de la poca vigilancia policial

Los choferes del transporte público también se quejan de la situación que viven y de la  indiferencia de las autoridades. Empero, explican que, aunque no en forma constante, observan a miembros del programa de Asistencia en Carretera (Acarrea) del Ministerio de Interior y Policía, así como agentes de la Amet, que ofrecen protección, pero no son suficientes.

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