El protagonista es el general chileno Miguel Krassnoff, condenado por la judicatura por violación a los derechos humanos, a penas de más de 120 años de reclusión en más de 20 sentencias de culpabilidad mientras servía como oficial militar desde antes del 11/9/1973, fecha que finiquita el ejercicio democrático más prolongado de Iberoamérica.
Era causa de militares anticomunistas azuzados por Estados Unidos, cuando el presidente Nixon abre para el capital norteamericano el enorme mercado de China comunista y financia y dirige acciones en pos del derrocamiento del gobierno constitucional derrocado cruentamente por uno que se “destacó por su enorme violencia inicial y como régimen violador sistemático de los derechos humanos.
El general Krassnoff se considera inocente de las imputaciones acusatorias. Expresa: “…Fui un soldado más que, convencidamente, se enfrentó a cara descubierta, con mi nombre y grado jerárquico de teniente a terroristas confesos criminales, organizados y preparados en los sectores geográficos mas disímiles del mundo, mucho antes de la intervención militar en la conducción política del país, para aplicar la subversión, el horror y la violencia en Chile”, en carta dirigida a los chilenos.
En tal documento también dice: “El poder popular tomó las armas para la conquista del poder total y la suplantación violenta del ‘Estado burgués’ su orden y sus normas regulares de derecho, con el objeto de instaurar ‘otro Estado’ basado en la filosofía marxista-leninista frente a una amenaza real, cruenta y de una peligrosidad evidente, el Estado, a través de sus autoridades nacionales hizo suyo, bajo sucesivos gobiernos democráticos, la preparación de instrucción de sus soldados bajo las condiciones definidas como operaciones contra la guerra irregular y guerra de guerrillas”, en tácita aceptación de la comisión de hechos de guerra.
También dice: “Soy poseedor de un apellido que me ennoblece por mis antepasados que lucharon y ofrendaron sus vidas en otras latitudes por la misma causa que Dios me impuso en mi camino: la libertad y dignidad de los seres humanos”.
Es cosaco orgulloso de la lucha anticomunista de sus ancestros, aunque su abuelo, Piotr Krasnow, dirigió los cosacos del Don, en Ucrania, entre 1918-20, asesinando, junto a otros líderes cosacos cerca de 150 mil judíos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, su abuelo acordó la incorporación de su etnia al ejército Nazi y organizó la caballería cosaca que combatió al pueblo soviético, en compañía de su hijo Semeon Krasnow, padre de Miguel.
Al final de la guerra, ambos se rindieron a los ingleses, quienes los deportaron a la Unión Soviética donde fueron juzgados, condenados y ejecutados por crímenes de guerra y traición. Juzgue usted.