Ya la pava no pone donde ponía, dice mucha gente y es verdad. Desde Sabaneta, me escribe por email Carlos Valerio analizando los inicios de la gestión de Danilo Medina. Lean ahí: “Cuando todo gobierno comienza, la gente se crea expectativas diversas, desde los que trabajaron para el triunfo de los nuevos gobernantes como los que le adversan, cada quien desde su muy particular enfoque. Con el presidente Danilo Medina no ha sido diferente, y sus primeras acciones tienen desconcertados a muchos, de los suyos y de la oposición.
Entre sus compañeros del PLD, con cierto escepticismo, que no quiere decir desconfianza, por lo que el mandatario podría seguir haciendo para fortalecer la imagen de una administración austera y prudente en el gasto, lo que contraviene la vocación al boato y al dispendio de algunos.
Entre los opositores que quisieran ver naufragar las iniciativas del gobierno es más amplio aún el desconcierto, por cuanto el modus operandi de Danilo los ha llevado a modificar muchos de sus planes y estrategias, ya que la crítica por criticar no ha encontrado caldo de cultivo en la población, que acepta y ve con buenos ojos el proceder humilde y realista del presidente, por encima de las diferencias partidaristas.
Medina se está comportando, hasta ahora, en forma pragmática, humilde y pueblerina, descendiendo cuando menos lo esperan por donde menos lo esperan, comprobando por sí mismo realidades que a los presidentes en ocasiones le son vedadas por el propio sistema político, que lo aisla muchas veces de la realidad al constituir el ejercicio del poder en una especie de trono monárquico, que aleja a los gobernantes de sus gobernados.
Lo que se ve y se percibe es que Danilo está sintonizando sus acciones con lo que la gente quiere, para preocupación de los peledeístas que se han alejado de los principios que dieron vida a su organización, y también para lamento de una oposición escindida, que no presenta propuestas a la Nación y que goza más destripándose en sí misma que identificándose con sus conciudadanos”.
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