Desesperanzador

Es verdad que las instituciones públicas tratan de mejorar el futuro de los dominicanos, y particularmente, de los más pobres, pero si se conocen determinados informes y realidades se concluye fácilmente en que no se hace lo suficiente para lograrlo.

Es verdad que las instituciones públicas tratan de mejorar el futuro de los dominicanos, y particularmente, de los más pobres, pero si se conocen determinados informes y realidades se concluye fácilmente en que no se hace lo suficiente para lograrlo.Es la conclusión a que conduce el informe publicado el martes pasado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Reconoce que República Dominicana da pasos para reducir las inequidades de niños y niñas, pero cada vez se acumulan más problemas que afectan principalmente a los más pobres: mayor mortalidad, mayor abandono escolar, menor registro de nacimiento, mayor embarazo adolescente y mayor número de uniones tempranas.

La queja de Rosa Elcarte, representante de UNICEF, no puede ser más explícita: La tasa de mortalidad neonatal en la República Dominicana es de 25 por cada 1,000 recién nacidos vivos. La más alta de América Latina, sólo por debajo de Haití y Guyana. Cada día mueren 13 bebés antes de tener 28 días de nacidos por causas que en el 80% son evitables. La probabilidad de un niño pobre de morir antes de los 5 años (39 por mil nacidos vivos) es casi el doble que la de un niño rico (21 por mil nacidos vivos). En el ámbito educativo, el 26.8% de los niños más pobres están fuera de la escuela secundaria y sin embargo de los más ricos el 4.3%. El 12% de los niños y niñas menores de 5 años no están inscritos en el Registro de Nacimiento, esto representa más de 175,300 niños y niñas. El cuadro de las adolescentes no es menos desconsolador. Una de cada 5 adolescentes entre 15 y 19 años ha estado o está embarazada (199,580). Por otro lado, el 2.1% (20,588) de niñas de 10 a 14 años ya han tenido un hijo.

Mientras no se erradique la pobreza y las causas que la generan, el futuro de los dominicanos será cada vez más triste, porque la marginalidad y la exclusión conducen a esos escenarios.

Las familias y los gobernantes deben reflexionar sobre este drama, verdaderamente desesperanzador.

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