Después de Matthew

El gobierno y sus organismos de prevención en situaciones de emergencia fueron lo suficientemente proactivos para contribuir a que los potenciales daños del fenómeno natural que acaba de pasar por la región no fuesen tan destructivos como suele…

El gobierno y sus organismos de prevención en situaciones de emergencia fueron lo suficientemente proactivos para contribuir a que los potenciales daños del fenómeno natural que acaba de pasar por la región no fuesen tan destructivos como suele ocurrir. A ello contribuyó la ruta seguida por Matthew, cuyos vientos de más de 220 kilómetros por hora pasaron distantes de la parte este de la isla.

De todas formas, y pese a las prevenciones, y al hecho de que los efectos más importantes fueron las cuantiosas lluvias y las ráfagas de vientos dispersas, ha habido pérdidas humanas, de los más frágiles que viven en condiciones vulnerables, en zonas urbanas y rurales.

El huracán sirve para recordarnos los ancestrales problemas de cientos, miles de familias alojadas en zonas impropias para asentamientos humanos. Las lluvias excesivas dañan, pero esencialmente a quienes habitan esos territorios. Peor aún, en condiciones materiales tan precarias que al asomo de un fenómeno natural se desploman con consecuencias trágicas.

También estas situaciones relievan las deficiencias que acusan los sistemas de drenaje en las ciudades más importantes, comenzando por el Gran Santo Domingo y la segunda ciudad más poblada, Santiago.

Las previsiones de las autoridades del Centro de Operaciones de Emergencias y los organismos concurrentes mantuvieron un plan de información adecuado. Muchos, por el atípico comportamiento del huracán Matthew llegaron a decir que se estaba exagerando acerca del impacto que tendrían las aguas.

Hacia el futuro, que no debe ser lejano, conviene recordar la importancia de fortalecer el Fondo de Contingencias para situaciones de emergencia previsto en la ley y estratégicamente, insistir en la mejoría de los sistemas de drenajes, modificar las condiciones de vida en zonas marginales, y en la parte alta persistir en proteger las cuencas que alimentan los sistemas hídricos.

Matthew pasó, pero la temporada ciclónica no termina. Hay que estar alerta. Ya se acerca otra tormenta, aunque aún no representa peligro para el país, con el cambio climático, todo puede suceder.

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