Diferentes salarios

Para nadie es un misterio que vivimos en un mundo con grandes diferencias salariales. Y que por esta razón unos viven en mansiones y otros en multifamiliares.A los economistas se les enseña que estas diferencias se deben a que hay gente…

Para nadie es un misterio que vivimos en un mundo con grandes diferencias salariales. Y que por esta razón unos viven en mansiones y otros en multifamiliares.

A los economistas se les enseña que estas diferencias se deben a que hay gente que produce más riqueza que otra, por diferentes motivos.

Están los que se esfuerzan mucho, los que son serviciales por naturaleza, los que recibieron una educación especializada, los que se criaron en ambientes familiares sanos, los que están dispuestos a hacer el trabajo que nadie quiere, por incómodo o arriesgado.

Están también los que tienen una súper habilidad o talento, y se convierten en Pavarotti o David Ortiz. Y los que nacieron mucho más lindos que otros. ¡Qué suerte!

El caso es que somos diferentes y el mercado nos paga tomándolo en cuenta. Y se da entonces que muchos están dispuestos a pagar miles a Cavalli y muy poco a la modista que sostiene sola a sus hijos. Y mucho más a la bella actriz que a la fea, aunque tengan el mismo talento. Entran entonces consideraciones de moral y justicia sobre las diferencias que el mercado provoca con sus valoraciones. Pero esto es así porque se confunde productividad con mérito.

La productividad de una persona puede valer miles de veces más que otra, aunque esta otra tenga más mérito. La modista puede tener más mérito porque a lo mejor fue criada en terribles condiciones y a pesar de eso se convirtió en una ciudadana decente y trabajadora. Pero no podemos obligar a la gente a pagar más por su trabajo que por el de Cavalli.

Como tampoco podemos imponer nuestro criterio de que un neurocirujano especializado en Harvard debería ganar mucho más que una estrella del béisbol. Para nada es así porque esta última entretiene a millones de hombres embobados por una pelota. ¡Qué se le va a hacer!

Pretender regular los salarios para evitar injusticias, conduce a disposiciones absurdas, tipo las siguientes: “prohibido pagarle tanto a un pelotero, porque no ha ido a la universidad” o “contraten y páguenle igual a la fea, aunque nadie quiera verla en la pantalla”.

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