Introducción

La siguiente reflexión se sitúa en el marco del “Quinto Congreso de Informática, Telecomunicaciones y Afines”, celebrado en República Dominicana.

El objetivo, que entonces me propuse, fue el de presentar al ser humano (varón y mujer) el progreso tecnológico y a Dios, caminando y yendo juntos.

Es innegable que los grandes avances del siglo XX, que continúan en el XXI, facilitan este tipo de reflexión y muestran, de manera maravillosa, la obra del genio humano y el genio de Dios, unidos.

1. Entre desarrollo y subdesarrollo

La inauguración de un quinto congreso o exposición en un país que sabe cómo comenzar las cosas (y lo hace bien), pero que es tildado con frecuencia de no dar seguimiento ni mantenimiento a lo comenzado, merece una felicitación para los hombres que la organicen y un reconocimiento a Dios que pide a los seres humanos que den continuidad a las tareas e iniciativas.

En la historia del país se registran muchos “primeros” congresos o exposiciones, pero una gran parte de ellos no han seguido en el tiempo.

Porque sabemos hacer las cosas y las comenzamos bien, en eso damos signo de país desarrollado. En cambio, la falta de seguimiento y mantenimiento es, normalmente, signo de subdesarrollado.

2. Dios y el hombre de la mano

Una exposición de los avances y progresos de la tecnología humana muestra la grandeza de la mente y la pericia humanas capaces de fabricar estos instrumentos, como de la misma manera la grandeza de Dios, que hizo a “la creatura hombre”, capaz de producir máquinas maravillosas. Muestra también el imperioso mandato que lleva el hombre en su interior, puesto por Dios, de dar continuidad a la creación que el Señor le ha confiado, de dominarla, de perfeccionarla, de ponerla a su servicio.

En la tecnología humana, antigua o moderna, rural o urbana, rudimentaria o sofisticada, Dios y el hombre (varón y mujer), realizan un hermoso encuentro en el que ambos se hallan trabajando mano a mano en el perfeccionamiento y evolución de la creación entera, me refiero al planeta tierra y al inmenso mundo que nos rodea, y del que la tierra no es más que una muy diminuta parte.

A veces se ha querido oponer la máquina al hombre (varón y mujer), su hacedor, y se la quiere mostrar como peligrosa para la humanidad, como si fuera su enemiga, como si ella, la tecnología, fuera a terminar dominando al hombre y haciéndole su esclavo; como también se ha querido oponer el hombre a Dios, como si el hombre fuera un rival de su creador o Dios estuviera envidioso del hombre, su creatura, a la que por amor ha dado inmenso poder creativo, haciéndolo a su imagen y semejanza.

Ni la máquina dominará al hombre (varón y mujer) ni el hombre se podrá apartar de Dios y si en algún momento la creatura máquina quisiera aplastar al hombre (varón y mujer) o la creatura hombre se rebelara contra Dios, ambos volverían a su cauce, porque la máquina y la tecnología han nacido para estar al servicio del hombre y el hombre nació para continuar con Dios la obra de la creación.

3. Un canto a Dios, al hombre y al progreso

Ante el espectáculo de los avances tecnológicos modernos podemos entonar con nuestra poetisa nacional, Salomé Ureña de Henríquez, un Canto al Progreso de la técnica, agregándole nuevos acentos de inspiración, viendo en el desarrollo la ruta por donde ha ido y debe ir la humanidad. Podemos cantar el progreso de la máquina misma. O también podemos, con cualquier humanista, componer un himno al ser humano, al hombre mismo, y su continuo desarrollo ascendente y, desde cualquier galaxia, proclamar al universo toda su inteligencia y su grandeza.

O, si preferimos, podemos pasearnos por la historia de las ciencias y las técnicas, los congresos y las exposiciones, y entonar con el salmista bíblico, el siguiente poema-oración (Salmo 8):

“Señor, Dios nuestro, qué admirable eres tú en toda la tierra. Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para darle poder?

Lo hiciste poco menos que un dios, lo coronaste de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies: los rebaños de ovejas y bueyes y hasta las fieras salvajes, las aves del cielo, los peces del mar.  Todo lo sometiste bajo sus pies. Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra”.

4. Cuadro de contrastes

Pero al mismo tiempo que cantamos el progreso humano y damos gracias a Dios por este hecho, aparece ante nuestros ojos. ¡Oh contradicción que ensombrece a la humanidad! Un gran contraste: mientras unos hombres (varones y mujeres) se mueven ya por el espacio interestelar y apuntan hacia otros planetas, lunas y estrellas, otros hombres, en el mismo planeta, permanecen fijos en la edad de piedra u otros estadios menos desarrollados; y, sin ir muy lejos, mientras aquí hablamos un nuevo lenguaje, el lenguaje de las computadoras y hemos aprendido una nueva lógica, una nueva simbólica y código de comunicación, ahí afuera, no muy lejos de nosotros, miles de nuestros dominicanos no han aprendido aún a leer los signos (la simbólica) del alfabeto greco-romano; mientras muchos han sido ya alfabetizados en el moderno lenguaje de las computadoras y este aprendizaje les permite avanzar en el desarrollo humano, otros muchos más son aún analfabetos en este y en aquel otro lenguaje primero y básico y esta carencia de educación les impide profundamente crecer, desarrollarse, avanzar ellos y hacer avanzar sus propias familias y su propio país; y para completar este cuadro de contrastes: la poderosa tecnología moderna que es un invento del hombre querido por Dios para dominar la tierra y el universo y para servicio del mismo ser humano es utilizado por hombres para dominar otros hombres: el mandato bíblico de “dominar la tierra”, no quiere decir “dominar al hombre” ni tampoco “pon a tu servicio a los hombres, tus hermanos”.

5. Tres invitaciones

a) Un Congreso-Exposición de Informática, Telecomunicaciones y afines es una invitación a no detener el avance científico-tecnológico, pero es también una llamada a no olvidar su dimensión profundamente humano-divina: cualquier técnica, instrumento o máquina es para servir al hombre, a todos los hombres (varones y mujeres), no para esclavizar al hombre o hacer de ellas medios para esclavizar a otros hombres o pueblos, que no han alcanzado aún ese desarrollo.

b) De ahí que invito, en nombre de Dios, a los varones y mujeres dominicanos que están en la punta del avance científico- tecnológico moderno, a que sigan avanzando, pero que no olviden a sus hermanos dominicanos, que utilicen sus conocimientos y su entrenamiento para hacer avanzar también a todo el pueblo dominicano. Es esta dimensión comunitaria y social, la que humaniza la máquina y nos hace libres frente a ella.

c) Y junto con esta invitación pido  a Dios que recuerde continuamente a los hombres (varones y mujeres), sus colaboradores, en la evolución de la creación, que la informática, las telecomunicaciones y otras tecnologías afines, son realmente medios muy eficaces y poderosos pero para servicio del hombre, para hacerlo más libre, más digno, más hombre.  Y, por eso, más parecido más semejante al mismo Dios. Les pido a ustedes que se unan a este mi deseo y mi oración.

CONCLUSIÓN

CERTIFICO: que proclamé mi reflexión“Dios y el hombre de la mano” en el acto inaugural del “Quinto congreso de informática, telecomunicaciones y afines”, en Santo Domingo, el 20 de septiembre de 1989, que muy bien puede llamarse igualmente invocación por sus contenidos de acción de gracias y peticiones a Dios, y cuyo original reposa en mi archivo.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros, a los 30 días del mes de agosto del año del Señor 2012, fiesta de Santa Rosa de Lima.

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