Diplomacia y comercio

El embajador haitiano, Fritz Cineas,  ha sorprendido con su declaración sobre la mala calidad de los productos agropecuarios dominicanos que van al mercado haitiano. Según dijo, recoge una queja de los consumidores de su país.

El embajador haitiano, Fritz Cineas,  ha sorprendido con su declaración sobre la mala calidad de los productos agropecuarios dominicanos que van al mercado haitiano. Según dijo, recoge una queja de los consumidores de su país.Pero Cineas deseaba expresar esa queja, porque de acuerdo con una crónica de este diario, su afirmación no tuvo nada que ver con la pregunta que le formuló un periodista, sobre la veda que su gobierno mantiene a los pollos y huevos dominicanos, y en general, sobre la disponibilidad haitiana para un tratado de libre comercio en la isla. Quizás la última parte del planteamiento no tenía razón de ser, porque se acababa de suscribir un marco de referencia para un paquete de acuerdos que incluyen el intercambio comercial.

De todas formas, llama la atención la queja del embajador, que fue la mejor forma de eludir el aspecto cardinal, que es la suspensión indefinida  de la importación formal de pollos y huevos dominicanos, pese a que en realidad el flujo hacia la vecina nación no ha cesado.

Ahora bien, es verdad que a Haití van productos agrícolas de baja calidad. Son algunas categorías agrícolas que eufemísticamente vamos a llamar “derivados” del arroz y otros bastimentos agropecuarios que consumen algunas capas poblacionales haitianas de muy bajos ingresos.

No sabemos si el señor embajador desconoce que desde Haití viene a República Dominicana, por contrabando, arroz de primera calidad y habichuelas, donadas por la comunidad internacional. Ciertos segmentos poblacionales prefieren intercambiarlas en los mercados fronterizos por esos “derivados”.

Sin embargo, la queja del embajador puede convertirse en una oportunidad. Quizás existe un mercado en Haití, más allá de la línea fronteriza, que está en posibilidad de consumir productos agrícolas criollos con mejores estándares. Con políticas internas más flexibles productores nacionales podrían atender esa demanda.

Sin embargo, si reconocemos la inteligencia del embajador haitiano, y los años que tiene en el país, es fácil colegir que en realidad él no deseaba abordar el tema de los huevos y los pollos, pese a todas las aguas que han corrido en la isla.

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