Los principales generadores de divisas de República Dominicana son las exportaciones nacionales y de zonas francas, la captación de inversión extranjera directa, la llegada de turistas y el ingreso de remesas que envían los dominicanos residentes en el exterior.
No hay dudas de que las remesas, aunque no aportan la mayor parte del pastel, de acuerdo a los datos oficiales, son el principal generador neto de divisas del país.
Se trata de dólares y euros que entran sin que el país aporte nada a cambio.
La inversión extranjera se anuncia y cuantifica, pero no se sabe si realmente se invirtió lo que se anunció. Sobre el turismo, los hoteleros venden paquetes a precios específicos en dólares, pero esas divisas muchas veces ni siquiera entran al país. Sobre las exportaciones, principalmente de productos nacionales, es divisa que entra pero por la venta de productos, bienes y servicios específicos, muchos de los cuales requieren materia prima extranjera para su producción.
Pero en el caso de las remesas, es dinero que llega “gratis”, aunque lamentablemente fruto del trabajo que realizan los dominicanos allá, que deberían estar desarrollando aquí si tuviéramos mejores oportunidades de trabajo.
Sea por una razón o por otra, ese promedio anual de US$3,000 millones que entra al país de remesas familiares es el más efectivo y directo ingreso de divisas del país.
Pero además, ese monto es de remesas registradas, las que se tranzan de manera formal. ¿Y los cientos de millones de dólares que entran por la vía directa no formal? Esos recursos enviados por familiares y amigos en sobres que traen los viajeros para familiares, amigos y allegados. Esos montos no están cuantificados y podrían igualar a las remesas familiares registradas.
Otro sector generador de divisas, pero que no se menciona en voz alta, aunque las autoridades conocen su impacto en la balanza de pagos, es el de lavado de activos, una parte de la cual es procedente del narcotráfico.
No hay forma de cuantificar eso, pero se sabe que una parte del producto interno bruto dominicano tiene su sustento en esta práctica ilegal e “invisible”, que genera miles de millones de dólares.
