Doctor Gilberto Gómez Rodríguez

Investigador, honesto, solidario y maestro. El doctor Gilberto Gómez Rodríguez, nació en Santo Domingo en el 1905. Estudió en la Escuela Normal de Santo Domingo, donde se recibió como Bachiller en Ciencias Físicas y Naturales. En 1924 ingresó&#8230

Investigador, honesto, solidario y maestro. El doctor Gilberto Gómez Rodríguez, nació en Santo Domingo en el 1905. Estudió en la Escuela Normal de Santo Domingo, donde se recibió como Bachiller en Ciencias Físicas y Naturales. En 1924 ingresó a la Universidad de Santo Domingo y se graduó de licenciado en Medicina y Cirugía, en 1930. En 1941 obtuvo su doctorado con la Tesis “Intoxicación por el ácido fenil-2-quinolein-4-carbonico”. 

Desde sus inicios profesionales su interés por el laboratorio fue una de sus características, siguiendo los pasos de su maestro el doctor Fernando A. Defilló. Otra de sus caraterísticas fue su poco interés por el dinero.

Se instaló en un consultorio en la Benito González en donde atendía a pacientes de escasos recursos económicos. Le dedicó mucho tiempo al estudio de las enfermedades de la sangre, particularmente las leucemias.

En 1937 publicó en los Anales de la Universidad de Santo Domingo un trabajo sobre “el mecanismo de los síndromes por asociación de manifestaciones psicopatológicas a trastornos funcionales”. Y en la misma revista, en 1939, publicó un trabajo sobre “Ictericia asociada a trastornos metabólicos”.

En 1938 fue nombrado médico de los pobres de Santo Domingo y en 1939, fue designado médico del Hospital de Niños “Ramfis”, hasta 1941. Fue Médico director del Instituto Científico Dominico Alemán, institución de mucha importancia en los primeros años del siglo XX, que cerró en 1939 al iniciarse la Segunda Guerra Mundial.

En 1942 obtiene una beca para estudiar en Estados Unidos y se dirige primero a la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans, en donde estudia Medicina Tropical.
Luego viajó a Atlanta en donde realiza estudios de Hematología, en la Universidad de Emory. También realiza estudios en el Laboratorio de Salubridad de Georgia. A su regreso al país inicia sus labores como profesor y catedrático de la Universidad de Santo Domingo, en donde impartía las asignaturas de Medicina Tropical, Patología Interna, Bacteriología, Parasitología y Química Médica.

Con su microscopio realizó importantes aportes a la investigación y de hecho reportó nuevas variedades de algunos parásitos intestinales.

Fue el responsable de organizar los Laboratorios de Medicina de la Universidad de Santo Domingo. Como era un hombre de una extraordinaria inteligencia y dedicación al estudio era , en palabras del doctor Antonio Zaglul: “un gran obstáculo para los malos estudiantes”. Era muy exigente con los alumnos y por eso los estudiantes de la época le temían y respetaban.  Su pensamiento firme y ético no encajaba con la tiranía de Trujillo y en los años 1950 fue relegado, pese a ser médico de la hija de Trujillo.

En 1961 fue Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Santo Domingo, pero renunció tras la matanza de los estudiantes de la calle Espaillat. Sus pacientes le buscaban en su casa de la calle Santomé, o en la consulta que tenía en la calle Pasteur 51, justo al lado del cine Élite, en donde compartía oficinas con los doctores José Soba, Tabaré y Luis Adolfo Álvarez Pereyra y Enrique Lithgow Ceara. Desde joven padecía de hipertensión, lo que le produjo trastornos cardíacos por lo que su andar era lento, y su aspecto delgado y despeinado. Según el Dr. Zaglul hablaba mucho y de cualquier tema con una propiedad y soltura tremendas. Era un gran amante de la música, admirador de Beethoven y pianista.  Su vida fue un ejemplo de dedicación a la ciencia. Murió en 1970 por las complicaciones de su afección cardíaca. Su prodigiosa memoria, su dedicación a los pacientes y su capacidad como investigador son un orgullo para la Medicina Dominicana.

Una calle en Naco lleva su nombre

El doctor Guarionex López Rodríguez, alumno y amigo del doctor Gilberto Gómez Rodríguez, solicitó una calle que inmortalizara el nombre de este insigne investigador, científico, médico, maestro, petición que fue aprobada el día 3 de abril de 1975, por el Congreso Nacional tras ponderar que el homenajeado fue uno de los más destacados propulsores de la ciencia médica en nuestro país, entre otras consideraciones. Es atendiendo a esa petición que una calle corta del ensanche Naco fue designada con su nombre y es el único homenaje a su labor docente, de investigación, análisis y del eficiente ejercicio desempeñado en época tan precaria, en la cual se entregó por completo a los más necesitados.

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