Dominicanos, ya es hora de recomenzar

Terminadas las fiestas de Navidad y Año Nuevo, la gente suele experimentar una especie de ‘resaca’ que motiva una actitud apática para reintegrarse a sus actividades habituales. Y hasta cierto punto podría verse como un comportamiento normal,&#8230

Terminadas las fiestas de Navidad y Año Nuevo, la gente suele experimentar una especie de ‘resaca’ que motiva una actitud apática para reintegrarse a sus actividades habituales. Y hasta cierto punto podría verse como un comportamiento normal, luego de una agenda sobrecargada de actividades festivas y recreativas, muy propias de esos tiempos que las personas aprovechan para descansar, vacacionar y divertirse de cualquier forma.

Sin embargo, ya es hora de recomenzar nuestros compromisos de siempre, que con la llegada de un nuevo año podemos incluso ser capaces de romper rutinas, innovar e iniciar otros proyectos que posibiliten no sólo el bienestar particular sino también para beneficio de toda la población dominicana.

Es hora de demostrar que los dominicanos podemos caminar por senderos de prosperidad, trabajando de ‘sol a sol’ por el desarrollo de una patria que necesita del esfuerzo y contribución desinteresado y voluntario de cada uno de sus hijos.

Fueron muchos días sin producir y debemos de sacudirnos y botar de un tirón el estrés que representa para muchas personas tener que volver a asumir sus responsabilidades laborales.

Hay una nación que espera por nosotros, por nuestro trabajo fecundo, y no podemos retrasar ese llamado. La llegada de un nuevo año también puede ser eso, un momento especial para pensar en nuevas formas de ser más útil al país que amamos, donde nacimos y hemos desarrollado nuestras vidas.

Entusiasmo y optimismo podrían ser dos palabras claves para un reinicio exitoso. Las energías deben ser igualmente renovadas para asumir una conducta que nos permita ser mucho más útiles como ciudadanos frente a los grandes retos que tenemos como Estado.

Pero igual es hora de que las autoridades retomen el compromiso de continuar o materializar los proyectos contentivos de políticas de bienestar colectivo. La gente espera resultados prácticos de los tomadores de decisiones y hay muchos planes pendientes de concretizar.

El 2016 es un año electoral. Los dominicanos escogeremos al Presidente, a nuevos representantes del Poder Legislativo y a las próximas autoridades municipales, lo que representa un motivo adicional de renovar fuerzas para encarar con entereza este gran desafío.

Somos un pueblo con vocación de lucha y trabajo incansable. Hemos sabido levantarnos y continuar adelante sin mirar hacia atrás, sin detenernos en lamentaciones que sólo sirven para atrofiar el deseo ferviente de superación y desarrollo que nos caracteriza y por el cual luchamos cada día.

Hoy más que nunca debemos ser conscientes del rol que nos corresponde jugar como entes sociales comprometidos con los avances que el Estado dominicano merece y reclama.

Es hora de entender, con lucidez y sin pasiones irracionales, que la responsabilidad de hacer una República Dominicana mucho más próspera no es cosa de un partido político ni de un gobernante, sino de todos y cada uno de los que habitamos esta media isla preciosa y con un potencial envidiable para hacer posible este objetivo fundamental.

Juntos podremos cristalizar el ideal de Juan Pablo Duarte resumido en la frase: “Trabajemos por y para la Patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos”. Es un cometido que no resiste espera alguna. Me inclino por la frase de Winston Churchill sobre las cualidades del optimista, que “ve una oportunidad en toda calamidad”.

Avancemos, que ya es hora de hacer realidad nuestros sueños.

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