Dos presidentes

Dos presidentes de un mismo partido han sido los protagonistas de los últimos meses y probablemente lo seguirán siendo a lo largo de…

Dos presidentes de un mismo partido han sido los protagonistas de los últimos meses y probablemente lo seguirán siendo a lo largo de los próximos cuatro años.

Uno que está diciendo un hasta pronto a la silla presidencial, que ha estado más activo que nunca desde que decidió asumir la campaña electoral como un reto personal, para asegurar no solo la victoria de su contrincante interno en las elecciones del 2008 y antiguo colaborador, sino también para seguir avanzando en la acumulación de cada vez más poderes en sus manos que le  permitan un regreso tranquilo.

La larga transición ha estado marcada por la hiperactividad del presidente saliente, quien ha querido dejar bien claro que se va pero que piensa volver pronto, en  contraste con el bajo perfil del nuevo presidente que hoy asume el poder, quien ha preferido trabajar en silencio sin revelar sus planes.

Antes de dejar el poder Leonel Fernández se ocupó de dejar inauguradas todas las obras que su gobierno construyó,  sin ningún rubor por haber legado a su sucesor un déficit de más del doble previsto en el presupuesto del año.

Mientras el nuevo presidente al parecer hará una entrada de bajo perfil, quizás cónsona con la austeridad que el estado de las cuentas públicas aconseja, su predecesor se habrá despedido con toda la grandilocuencia posible: elección de su último hombre en la Suprema Corte de Justicia, festival de pensiones a periodistas, de homenajes de despedida, de estribillos que claman la vuelta en el 2016 y hasta de condecoraciones, incluyendo a prestantes historiadores, como si desde ya se quisiera dejar asegurado un buen sitial en los anales de nuestra historia.

Danilo Medina tendrá el gran reto de ser Presidente en una época difícil, de poder implementar su ambicioso plan de gobierno, desmarcándose de su antecesor aun con limitados recursos, así como de lograr que su estilo de gobernar genere la aceptación necesaria para poder cumplir con sus promesas de campaña.

Resta por ver cuál será la relación entre ambos  presidentes saliente y entrante, pues para nadie es un secreto que la campaña del 2016 ya arrancó y los intereses de uno no siempre estarán en armonía con los del otro. Cualquier acción del nuevo gobierno será comparada con la del anterior, cada intento de corregir, cambiar o hacer lo que nunca antes se hizo podría ser visto con recelo por las autoridades salientes; casi como traición, como ha sucedido entre Álvaro Uribe y su antiguo colaborador el Presidente Juan Manuel Santos.

Si a ese reto le sumamos que el presidente saliente estará como consorte en el binomio presidencial, se hará todavía más interesante observar de cerca el desarrollo de esta interacción que estaremos viendo en escena por los próximos cuatro años; la cual esperamos que para el bien del país, no sea la sombra que cubra el cuatrienio, sino la luz que avive la ambición de hacer un mejor gobierno, así sea para que no se piense que el tiempo pasado fue mejor.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas