Ahora que el excelentísimo señor presidente de la República, Danilo Medina, inauguró los actos del Bicentenario del nacimiento de Juan Pablo Duarte, vale recordar que el fundador del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en el acto de constitución de esa organización, proclamó que el propósito del PLD tenía que ser realizar la obra inconclusa de Duarte. Yo estaba en Fiesta de Luxe ese día. En La Noticia está mi reseña. Desde entonces simpaticé con el PLD.
Es una obra que está pendiente de realizar, con plena vigencia en el siglo XXI. Valores, mística, pensamiento trascendente universal y cósmico, primero dominicanista, humano, solidario, honrado y honesto en los asuntos públicos. Solidaridad, y cristianismo fundado en el abierto espíritu católico de Duarte.
Y pesar de que Bosch utilizaba el marxismo para analizar los conflictos sociales, ahora añado unas reflexiones “intelectuales”: Hasta ahora entre los ilustres intelectuales dominicanos no he visto nada nuevo sobre el influjo en la obra patricia de Duarte de la fuente nutricia que le inspiró en Europa.
La mediocridad responde, “es difícil, hace tiempo de eso”. Yo digo: Lo fácil es especular e inventar con lo que se conoce. Falsear a Duarte está de moda.
Estudiemos lo que escribió Don Emilio Rodríguez Demorizi. Muchas monografías, interesantes algunas, y nada más, es lo que aparece después que él y José Gabriel García y sus hijos, algún Lovatón, Don Pedro Troncoso Sánchez, quizás investigaron. Que investiguen los figurines de ahora. Que abran la mente.
Que se pregunten por qué la independencia del 27 de febrero poco tuvo que ver con el movimiento independentista hispanoamericano de inicios del siglo XIX.
Esa inspiración de Duarte se la debemos más al pensamiento que inspiró a los movimientos pro independentistas europeos de Italia, a la de los lands alemanes, a la independencia de Bélgica en 1830, a la lucha de Polonia, y a la opresión a que estaba sometida Cataluña.
Indudablemente que antes que nada le debemos nuestra independencia a la lucha por la sobrevivencia del pueblo dominicano inspirado desde 1492 en el espíritu evangélico que adoptaron luego los trinitarios.
Duarte era una mente universal, cósmica: dominicana, el país del amor eterno, como escribió Ramón Casado Soler.
En un país de una pequeña burguesía tan devoradora y trepadora, no cabía en el siglo XIX la obra de Duarte. Por eso Juan Bosch dijo que llevar a cabo la obra de Duarte debía ser en el siglo XX el propósito del PLD.
Y todavía está pendiente.
Roma, 25 de enero 2013.
