Estados Unidos, la Unión Europea, el Caricom, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y otros organismos internacionales, han enviado claras señales al gobierno por la sentencia que priva de la nacionalidad a hijos de ilegales haitianos nacidos aquí que ya la poseían. Sin hacer juicio de valor sobre esas observaciones entiendo que podría ser de gran ayuda a la administración del presidente Medina una fugaz recreación de algunas de ellas, porque son evidencias innegables del rechazo de esa sentencia por la comunidad internacional y el peligro de que el país termine, a causa de ella, en una situación de aislamiento, con un oneroso costo económico y diplomático. Veamos algunas:
- El presidente Obama recibió en la Casa Blanca al presidente haitiano y poco después el vicepresidente Biden suspendió una visita de horas al país en la que se discutiría el caso, de regreso de un viaje a Chile, con el pretexto de la crisis de Crimea. Y esta semana EUA concedió un visado humanitario a una descendiente de haitianos nacida en el país, a quien se le niegan documentos de identidad, cuyo caso se conocería ayer en el organismo de derechos humanos de la OEA
- Los países del Caricom, sistema de integración al que República Dominicana ha estado tratando de ingresar desde hace años, congeló el proceso de admisión, a causa de la sentencia y sus líderes han hecho fuertes censuras al gobierno por la aparente tardanza en solucionar la situación en que han quedado miles de afectados.
- La Unión Europea ha censurado la medida y algunos de los gobiernos que la integran han advertido sobre la posibilidad de sanciones económicas, a menos que no sea derogada o se encuentre una salida satisfactoria al conflicto en beneficio de los desnacionalizados.
El gobierno parece atado por presiones xenofóbicas pero el caso podría marcar el rumbo del resto del periodo para el cual fue electo.
