El ejemplo fiero de Hamlet

La última vez que nos encontramos fue en una famosa librería de Santo Domingo. Me dijo: “Pedro, siempre sigo tus escritos”. Y le contesté algo en broma: “Ajá, Hamlet, ¿entonces eres tú?”. Recuerdo su sonrisa noble en su rostro. Reflejaba&#82

La última vez que nos encontramos fue en una famosa librería de Santo Domingo. Me dijo: “Pedro, siempre sigo tus escritos”. Y le contesté algo en broma: “Ajá, Hamlet, ¿entonces eres tú?”. Recuerdo su sonrisa noble en su rostro. Reflejaba la luz de la dignidad y del decoro. El 29 de abril de 2009 publiqué un artículo sobre el libro “El fiero”, otra de las obras de Hamlet. Comparto un fragmento en homenaje a ese dominicano de valor y valores.
“Hoja tras hoja de papel consumo: rasgos, consejos, iras, letras fieras que parecen espadas: lo que escribo”. José Martí.

Hace meses, en las inmediaciones del Palacio Nacional, observaba que alguien de recia personalidad se desmontaba de su vehículo y trataba de convencer a un policía de que lo dejara continuar, ya que vivía al doblar de la esquina. El caballero argumentaba decentemente. Y mientras más razonaba con el uniformado, menos caso le hacía, lo que motivó que se enojara y exigiera sus derechos con mayor vehemencia. “Este hombre es un fiero”, pensé.

Y en ese instante, como por gravedad, recordé “Letras fieras”, aquella rica antología de textos del inmenso José Martí. Sin dudas, marcó mi adolescencia. Su prosa, insuperable. Su poesía, impresionante. Sus pensamientos, sublimes.

Al concentrarme de nuevo en la discusión noté que “el fiero” era Hamlet Hermann, uno de los dominicanos que más admiro, y si alguien desconoce los motivos no vive aquí. Por ello, al enterarme de que Hamlet fue premiado en la Feria del Libro por su obra “El fiero”, creí al principio que era una autobiografía. Y al saber de qué se trataba, de ningún modo me decepcioné, al contrario, valoré más al Hermann coraza del caracol del honor.

Tengo el libro en mis manos y lo he devorado como un can hambriento liberado en una carnicería surtida. Allí Hamlet narra la vida de Eberto Lalane José, su compañero de ideas y de armas, llamado también “El Fiero”, valiente patriota asesinado el 16 de febrero del año 1973 por los viles acólitos de uno de los responsables de que nuestra democracia todavía sea un feto deformado.

Confieso que gracias a esas páginas, he conocido más aquella historia que realmente debemos emular, digerir, exponer y llevarla al altar de nuestros corazones. “Las horas se acortan cada vez que la necesidad de luchar se agranda” expresaba Eberto Lalane José. ¡Honor a este revolucionario que contaba con más brazos y ojos que mil guerreros juntos!”.

“El fiero” es un libro digno de su autor y de su protagonista, y de la familia de ambos, y de Martí, que lo hubiera disfrutado. Hamlet: nunca te olvidaremos. Tu ejemplo nos anima.

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