¿Qué hacer con Miguel Vargas: acabarlo o ganarlo para la causa?

Las jugadas inteligentes del equipo de Hipólito Mejía, y los graves hechos sociales que aturden a los dominicanos, como la violencia rampante, han impedido que las pronunciadas diferencias entre los principales líderes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se conviertan en “piedra de escándalo”, más allá de los escarceos que hasta ahora ha visto la población.

El drama, que lo es, tiene demasiado importancia para un PRD con ganas de volver al poder y para amplios núcleos de la sociedad que se quejan de los problemas que los afectan y parecen proclives a un cambio, pero antes se requiere que la principal fuerza opositora genere la confianza suficiente como para entregarle otra vez el timón de la nave nacional.

El ex presidente Mejía está muy persuadido de que necesita ampliar las bases para rebasar el 47.9% que le concedió la encuesta Gallup-Hoy, del 24 de agosto pasado, y con cierto sentido planteó tempranamente en julio, durante una entrevista que concedió a CDN-Canal 37 en Miami, que su gran alianza será con la sociedad, los actores sociales, ante el hecho admitido de que su contrincante Partido de la Liberación Dominicana (PLD) preserva el apoyo de la mayoría de los pequeños partidos.

Y en sentido lógico, la primera alianza que debe alcanzar, para que de verdad su discurso sea abarcador, es un pacto cierto con quien lo enfrentó en la convención interna, Miguel Vargas Maldonado, que ahora luce en clara rebeldía. Y es que según informes muy fieles, éste pretendió en varios momentos, inmediatamente después de la elección de Mejía, establecer un diálogo, pero fue rehuido por la contraparte. De hecho, el sector de Vargas Maldonado quería un acuerdo formal que hiciera coherente el principio previsto en el artículo 197 de los estatutos del PRD, que establece la norma de la proporcionalidad para los derrotados de las convenciones. Vargas habría recibido desaires y reproches que llenaron la copa.

Y desde entonces, se ha alimentado un ambiente de disgustos y desagrados que pocos colaboradores han sabido administrar. Y en este momento las diferencias cobran matices peligrosos en medio de una batalla por el poder. Las tensiones han sido vinculadas a los temperamentos y personalidades de los actores, a orgullos propios y debidos respetos, como si se tratara de una lidia de quién vence a quién.

Pero de lo que se trata es de una cuestión de poder y del futuro del PRD, y lo inteligente sería precisamente enrumbar un posible encuentro con una agenda clara: la repartición de un poder, aún en ciernes. Quienes han desdeñado esa percepción han pretendido reducir la importancia de Vargas Maldonado, que fue quien obtuvo el 47.6 por ciento en la convención perredeísta.

El tema inquieta. Para valorar si las diferencias que ensombrecen las posibilidades del PRD en sus afanes para alcanzar el poder tienen importancia, sólo hay que ver El Nacional del sábado, que editorializó sobre esa cuestión. Decía entre otras cosas:  “Con todo y lo sólida que se nota la candidatura de Mejía, la conducta de Vargas Maldonado puede tener funestas consecuencias en las expectativas de triunfo que saborean los perredeístas…”

Analistas diversos le han prestado atención al problema. Silvio Herasme Peña, ex director del diario La Noticia, opina: “El PRD va directo a un deshuesadero en las elecciones de mayo próximo, porque Hipólito no podrá nivelar la enorme carga de la ausencia del otro Medio Partido (52%-47%). Todo ese proceso se convertirá en una birria que producirá un terrible trauma a los dominicanos que por una u otra razón se ilusionaron con que Papá llegaría realmente…” (Listín Diario, 11-9-11).

Es muy obvia la importancia de Vargas Maldonado y sus seguidores, que aparentemente los parciales de Mejía no terminan de descubrir. Para algunos la mejor estrategia es el ataque. El vocero de Mejía, Héctor Guzmán, dijo el jueves en CDN, en diálogo con Pablo Mckinney , que Vargas está todavía bajo los efectos de la derrota y no los ha podido superar.

El periódico Hoy le preguntó a Milagros Ortiz Bosch “si constituía un problema para el PRD el hecho de que el presidente del partido, Miguel Vargas, se resiste a integrarse a la campaña a favor de Mejía”. La respuesta fue: “El PRD es un partido libre, su lucha no es de personalidades, sino un estilo de gobernar, el gobierno no tiene que ver con persona, el partido está convencido del combate y el PRD va a triunfar sin mí, sin Pedro, sin Juan, sin cualquiera; el PRD va a ganar por encima de nosotros. Es una decisión del pueblo que ha dado una gran oportunidad al PRD a través de Hipólito Mejía. El PRD va a ganar porque la mayoría lo ha planteado así”. (Hoy 11-9-11)

Y en un artículo en ese mismo periódico, Tirso Mejía Ricart encara fuertemente al presidente del PRD, y le pide que renuncie: “Sólo un puñado de obcecados y tránsfugas bien conocidos, hacen coro a supuestas exclusiones en el Comando de Campaña. Frente a esa realidad, que huele más a extorsión, acaso por cargos y dinero que no pueden darse por múltiples razones, sólo cabe decir aquí: ¡Miguel: cumple tu promesa y renuncia!” (Hoy, 11-9-11).

Como puede verse, en el PRD, pese a la carta de Mejía a Vargas, lo que predomina es la confrontación, y ese puede resultar un camino equivocado. Más que atacarlo, Miguel tiene que ser calmado y sumado a la causa que tiene como cita clave el 20 de mayo de 2012.

La carta de Mejía a Vargas

Estimado compañero y amigo:

Cumplidos cinco meses que el PRD, luego de un ejemplar escrutinio, me proclamó como candidato presidencial para las elecciones nacionales del próximo 20 de mayo, y decantado ya el proceso de selección del Comando de Campaña en cabal cumplimiento con el Protocolo de Integración, que suscribimos al efecto, quiero reiterarte mi compromiso irrestricto con el cumplimiento del Pacto de Compañeros que ambos firmamos el pasado 3 de marzo de 2011.

Es preciso reconocer el arduo trabajo que realizó la dirigencia de nuestro partido, tanto en el país como en las seccionales del exterior, que sin tu firme liderazgo e imparcial determinación no hubiese sido posible llevar a cabo con el éxito obtenido. Sin lugar a dudas, esa experiencia, visión y liderazgo han sido fundamentales, hoy como antes, en el posicionamiento del PRD como la primera fuerza política del país.

En los próximos días estaré viajando a Europa para agotar una agenda de visitas a las seccionales, y te solicito que a mi regreso fijemos una reunión, el día, lugar y hora que dispongas, para que juntos pasemos revista a lo que hasta ahora ha acontecido, e igualmente coordinemos y planifiquemos, conjuntamente, las arduas tareas que nos esperan para llevar al PRD de regreso a la conducción del Estado, en honor a la memoria de nuestro querido hermano y compañero, José Francisco Peña Gómez.

Con un abrazo de compañero, hermano y amigo, te saluda, Hipólito Mejía.

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