El Estado de derecho

En los últimos 50 años la República Dominicana ha vivido un proceso de construcción democrática, con grandes y largos nubarrones, que sin embargo han sido superados por los anhelos de libertad de los dominicanos.  Ha sido un esfuerzo sostenido para

En los últimos 50 años la República Dominicana ha vivido un proceso de construcción democrática, con grandes y largos nubarrones, que sin embargo han sido superados por los anhelos de libertad de los dominicanos.  Ha sido un esfuerzo sostenido para consolidar el Estado de derecho.

Los principios contenidos en la actual Constitución, sintetizan esa aspiración y se levantan como el marco general para el predominio de valores esenciales para los individuos y las sociedades que motorizan. Una referencia obligada para una cultura afirmada en el predominio de la ley, mediante la cual se canalizan derechos y deberes.

Nuestra Constitución, en su artículo 7 es clara cuando define a la República Dominicana como “un Estado Social y Democrático de Derecho”. Es precisamente ese Estado de derecho lo que observan los inversionistas nacionales y extranjeros cuando desean hacer negocios en un país; es ese Estado de derecho el garante de que los ciudadanos de una nación vivan en libertad y con garantías mínimas de derechos fundamentales.

Los dominicanos viven actualmente un proceso de complemento y composición de tres órganos fundamentales para garantizar el buen funcionamiento del Estado de derecho: la Suprema Corte de Justicia, el Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior Electoral. Este proceso ha llamado la atención de los representantes de todas las áreas de la sociedad. Y no es para menos. El Consejo Nacional de la Magistratura, institución encargada de seleccionar a los miembros de esos tres órganos garantes del Estado de derecho, está llamado a hacer una selección de hombres y mujeres con las cualidades, capacidades y credenciales suficientes para las difíciles labores a  desarrollar en bien de la democracia.

Los miembros del Consejo, encabezados por el Presidente de la República, tienen en sus hombros una gran responsabilidad, la de actuar con suficiente paciencia, sabiduría, transparencia y calidad en la selección de esos magistrados. De eso depende el buen funcionamiento y fortalecimiento del Estado de derecho, y por eso todos los dominicanos, absolutamente todos, debemos estar pendientes y atentos a este histórico y trascendental proceso.

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