Con el robo y posterior recuperación de un arcabuz, el Faro a Colón volvió a ser centro de atención como en los días que siguieron a su inauguración en 1992.
Su esplendor lo situaba como uno de los monumentos más emblemáticos alusivos al Descubrimiento de América de 1492. Hoy, a 19 años de su apertura, y faltando apenas una semana para la conmemoración del Día de la Raza (12 de octubre), el descuido y la falta de vigilancia ponen en evidencia el abandono de todo el Parque Mirador Este, donde está ubicada la obra.
En los jardines diseñados para el esparcimiento de los moradores de la zona oriental de la capital, la maleza crece a su antojo, y se ha convertido en un escenario perfecto para que los delincuentes cometan sus fechorías.
Igual deterioro presenta la Plaza Iberoamericana, que se encuentra en la avenida del mismo nombre. Allí los ladrones han sustraído todas las tarjas de bronce que identificaban los 22 países que adornaban el redondel, mientras su interior está lleno de basura.
Dentro del monumento, ya no hay cadetes de la Marina de Guerra, que antes custodiaban los restos del Almirante y 48 salas museográficas en las que se exhiben valiosas reliquias donadas por diferentes países. Según la Gobernación, sólo en ocasiones especiales, como el Día de la Raza, el área es protegida por miembros del cuerpo castrense.
