El norte, una fábrica de grandes ligas

La región Norte siempre ha estado llena de lujos y la productividad es uno de ellos. La historia le reserva un lugar especial en política, agropecuaria y en el béisbol, donde es la zona que más peloteros tiene en el registro de la participación criol

La región Norte siempre ha estado llena de lujos y la productividad es uno de ellos. La historia le reserva un lugar especial en política, agropecuaria y en el béisbol, donde es la zona que más peloteros tiene en el registro de la participación criolla en las Mayores.

Desde 1956 hasta la fecha, 539 criollos han jugado en las Grandes Ligas, de los cuales 151 provienen del Cibao, para un 28%  del total, según un estudio realizado por El Caribe. La compilación se realizó con los peloteros que hasta ayer habían debutado en el conocido “Big Show”.

En un cercano segundo lugar, se encuentra la región Este con 135 peloteros. Durante muchos años, el oriente del país comandó el batallón quisqueyano, en esencia por la cuota proveniente de San Pedro de Macorís, la llamada Sultana del Este que es también conocida como “La Casa de los Grandes Ligas” en el país.

Santo Domingo no se queda atrás en la competencia y ocupa un tercer puesto con 130 talentos que han vestido un uniforme del negocio. Su porcentaje es de 24.1, bien cerca del Este y un número para que tampoco se acomoden los punteros del grupo. Aquí se incluyen los oriundos del Distrito Nacional.

El Sur se deja sentir con un 21 por ciento y, aunque se encuentre en el cuarto peldaño, llama poderosamente la atención la cuota que presenta, que ha aumentado bastante en los últimos 15 años con una calidad que merece elogios en todo el sentido de la palabra.

Ciudades al frente. Santiago de los Caballeros es hasta el momento la meca del Cibao en materia de peloteros, gracias a 41, equivalente a un 31.5 por ciento de los 151 que ha parido la tierra de Osvaldo Virgil, el primer criollo en debutar en el espectáculo en 1956 con los Gigantes de Nueva York, y también de Juan Marichal,  nuestro único inmortal de Cooperstown.

Por coincidencias del destino, tanto Virgil como Marichal, que se conocen desde sus años mozos, son de Montecristi, la segunda más prolífera del Norte con 21 jugadores, dentro de los cuales cabe a la perfección el refrán de “para muestra un botón”, porque El Dandy Dominicano, como también se llama a Marichal, ha sido y será materia prima de muchas páginas destinadas a resaltar la importancia de la República Dominicana como principal exportador de talento para el béisbol a nivel mundial.

“Pienso que primero el Cibao es más grande”, señala Winston “Chilote” Llenas, presidente del consejo administrativo de las Águilas Cibaeñas, un hombre de toda una vida en el béisbol y quien durante mucho tiempo dirigió las operaciones de los Indios de Cleveland en todo el país con su centro de mando en el Norte.

“Aquí tenemos más terreno para la práctica del béisbol y se han construido más estadios y las academias privadas han proliferado como nadie se lo imagina”, opina Chilote, hasta cierto punto sorprendido por el dominio de su zona sobre Santo Domingo. Llenas también valora como ha renacido el amor por la pelota en el Cibao.

“Eso ha regresado como nadie se lo imagina. En la misma línea (Noroeste), de donde son (Juan Marichal) y los Olivo (Diómedes, Milcíades y Chichí) siempre se ha jugado pelota y muchos jóvenes han recuperado la pasión por  buscar una profesión en la pelota”, añade al ser consultado por la vía telefónica.

Stanley Javier, ex jugador de las Grandes Ligas y ejecutivo del Sindicato de Peloteros, coincide con Llenas en varios aspectos y resalta un punto en especial. “Creo que las Águilas también han motivado a muchos, pero muchos a jugar pelota. Te lo digo porque mi sueño fue ser el tercer bate de las Águilas. El cibaeño es muy regionalista y ese equipo es un símbolo sin dudas”, añade Javier, cuya inspiración fue su padre, Julián, ex intermedista de San Luis en la década de los ‘60.

“No puedo dejar fuera el aspecto económico porque todos queremos un mejor futuro”, aclara. “Los bonos de ahora son superiores a los de mi época y no es un secreto que muchas familias aspiran a tener un pelotero para salir de la pobreza’’, comenta.

Entre formación y dedicación

Eddy Toledo, un reputado escucha que trabajó para los Mets y actualmente encabeza la academia de los Rays de Tampa, considera que el pelotero del Cibao aventaja a los del resto del país en varios renglones.

“El jugador del Cibao es más disciplinado, inteligente y más hábil”, dice Toledo, responsable de las firmas de Nelson Cruz (Las Matas de Santa Cruz, Montecristi), José Reyes (Villa González, Santiago) y Carlos Gómez (Santiago).

“No quiero provocar ronchas, pero el cibaeño es más hogareño, tiene esa base sólida de la familia y por eso se entrega más al trabajo. Influye el hecho de que en el Cibao no están tan cerca de esas tentaciones que sacan al muchacho de la concentración que requiere, porque donde hay mucha diversión, lo que mayormente se da es que se pierdan carreras”, manifiesta.

“Y vamos a estar claros en algo, esa riqueza de la región ayuda a que las condiciones del pelotero sean diferentes. El pelotero de la región Este es mucho más atleta, pero en el Cibao se pasa menos hambre, hay más facilidades de alimentación y en eso no podemos equivocarnos”, apunta.

Eddy también secunda la idea del regionalismo. “Esos muchachos crecen con las Águilas en su cabeza y juegan duro. Si juntas a dos jóvenes, uno del Cibao y el otro de donde sea, y les pones a cada uno una franela del mismo color, a los dos minutos te das cuenta cuál es del Norte, porque juega con más pasión”, agrega.

José Serra, representante de los Cachorros de Chicago, por igual elogia la formación hogareña del prospecto del Norte.

“Un pelotero del Cibao raras veces da problemas. En su gran mayoría, muestran más hambre por llegar a cumplir su sueño. Llegan con su mente puesta en lo que tienen que hacer y desde ahí eso es una ventaja”, expone el  caza-talentos, autor de las firmas de Starlin Castro (Montecristi), Carlos Mármol y Juan Carlos Cruz (ambos de Bonao).

“Además del talento, uno tiene que buscar otros elementos como la disciplina y el respeto, porque valen mucho. Son muchas las carreras que se han perdido por la ausencia de valores familiares. Inclusive, el jugador del Cibao raras veces vive pensando en una visa y conozco muchos casos de peloteros que no han llegado y en vez de quedarse en los Estados Unidos en malos pasos, vuelven a su tierra”, destaca.
Serra apunta que la práctica del béisbol abunda más por los predios del Cibao.

“En esa región se juega más béisbol. Por esa zona hay mucha pelota campesina y se juega en cada esquina. En el Este, los preparan para firmar y ya por esa habilidad física natural, pero el del Cibao llega más formado en su preparación y eso le ayuda”, comenta.

“No es lo mismo firmar un pelotero y tener que dedicar varios años en su preparación con relación a los fundamentos del juego que obtener a uno que sabe jugar. El que está más sazonado avanza más rápido”, indica.

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