El 50 aniversario de la Guerra de Abril y las próximas elecciones del 2016 hacen conjugar los enormes sacrificios por la democracia electoral y las libertades públicas conquistadas, con los grandes rezagos en áreas cruciales de la responsabilidad del Estado ante la sociedad.
Desde esa perspectiva la situación de la salud amerita de un verdadero cambio de rumbo.
En el plano internacional estamos muy por debajo del promedio de América Latina. En mortalidad materna, mientras el promedio de la región es de 69.4 por cada 100 mil nacidos vivos, en la RD es de 106.3, cuando, por ejemplo, en Costa Rica es de 23. En mortalidad infantil por cada 1,000 nacidos vivos el promedio de la región es de 15.6, mientras que para la República Dominicana es de 26.9, Martinica 9 y Cuba 5.
En esperanza de vida al nacer, que refleja a nivel global el avance del sistema de salud, la República Dominicana tiene un rezago que equivale a más de 20 años ( 73.8) ante países como Panamá (79), Jamaica (76), Costa Rica (82).
La muerte de 11 niñas y niños en octubre de 2014 por deficiencias elementales en un hospital de la Capital, es la más terrible expresión de las grandes deficiencias del sistema de salud.
La más recurrida respuesta ante las deficiencias se dirige hacia cambios en infraestructura y equipamiento como sucedió en el Hospital Darío Contreras; pero es más que eso, tiene que ver con el modelo de atención y, sobre todo, su primer nivel que aún después de 14 años de su mandato legal no se hace realidad.
Se debe, además, a que aún no se ha realizado plenamente la separación de funciones en el sector salud en cuanto a regulación, supervisión, financiamiento, provisión de servicios y rectoría.
Es, además, un problema de inequidad pues mientras el Régimen Contributivo recibe una cápita de 835.89 pesos, el régimen subsidiado recibe 201.34 pesos; y lo que tiene que ver con todo lo anterior, aunque no es sólo un problema económico, la inversión, pues con respecto al producto interno bruto (PIB) hay que resaltar que -por ejemplo- en El Salvador es de 4.2%, Honduras 4.3%, Nicaragua 4.5%, Costa Rica 7.6% mientras que la República Dominicana no supera el 2.8% del PIB.
Las elecciones nacionales del 2016 representan una nueva oportunidad para hacer honor a tanto sacrificio en la permanente lucha por un Estado eficaz y eficiente haciendo de la política un real ejercicio hacia la búsqueda de soluciones a trascendentales problemas nacionales. A la salud le corresponde ocupar un lugar de alta prioridad.
