Hay gente que se rasga las vestiduras ante la posibilidad de una alianza parcial entre el PRD y el naciente PRM para las próximas elecciones. Ningún acuerdo electoral debe sorprender, después del Frente Patriótico y la Alianza Rosada. Los políticos del patio hace mucho que entendieron que el enemigo de hoy puede ser el aliado de mañana. Basta con ver, por ejemplo, a los partidos que han formado parte de coaliciones como el Acuerdo de Santo Domingo y el Bloque Progresista. Ahí se juntaron macos y cacatas, con objetivos comunes. Y si estas alianzas raras han sido posibles, más fácil debería ser juntar al PRD con el PRM, por una sencilla razón: Ambos partidos están compuestos por perredeístas. Ellos son blancos, y a veces se entienden…
¿A quién le conviene?
Los pocos que están en contra de la alianza entre “blancos y blancos”, alegan que el otro sector quiere aprovecharse, pero la verdad es que a todos beneficiaría que el voto perredeísta no se fragmente. Concurrir aliados puede representar la diferencia para muchos candidatos a puestos congresuales y municipales. El reto sería para los dos partidos, ya que en las comunidades donde se logren acuerdos, cada organización buscaría sus votos, aunque los candidatos sean los mismos. Por un lado, estaría el peso de los símbolos y el importante número uno de la boleta, y por el otro, la oferta de lo novedoso, aunque no necesariamente de lo nuevo…
Cobra fuerza
La cosa comenzó como un sueño de dirigentes como David Collado, Eduardo Sanz Lovatón y Alfredo Pacheco, pero poco a poco va tomando fuerza. Los diputados se atrevieron a plantear el tema, y dicen que lo mismo harán los alcaldes. Y es que nadie está obligado a participar en un suicidio colectivo…
