La crisis económica se siente en distintas formas, como en cuanto a “juntaderas”. Los dominicanos adoran reunirse a menudo en familia o entre amigos.
Las circunstancias presentes fuerzan a la gente a ajustar presupuestos. “Serruchos” y fiestas de “traje” se han puesto lentos.
Convocatorias para esos encuentros se dificultan más que nunca. A contrapelo de bolsillo y ánimo golpeados, la sana contertulia nacional debe intensificarse. Un espacio de conversación en confianza servirá siempre para soltar preocupaciones y el estrés traídos por la crisis.
Escuchados con atención por nuestros relacionados y ellos por nosotros, propiciamos condiciones para intercambiar experiencias entre las que detectar salidas a problemas propios y ajenos. Compartida, la carga se aligera.
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