Un encuentro con el arte

En esta ocasión hemos querido compartir con nuestros lectores una historia de vida, ya que es probable que muchos se sientan identificados con situaciones como las que nos ha correspondido afrontar a lo largo de los años. Pues bien, no es un secreto&#82

En esta ocasión hemos querido compartir con nuestros lectores una historia de vida, ya que es probable que muchos se sientan identificados con situaciones como las que nos ha correspondido afrontar a lo largo de los años. Pues bien, no es un secreto que cuando iniciamos la carrera de historia del arte, poco o nada sabíamos sobre esta disciplina. Más aún, no teníamos idea de lo que podía proponer el plan de estudio.

Esto incidió en que habiendo tenido por muchos años a la vista obras maestras, a pesar de que seducían la mirada, no reconocíamos su importancia. De ahí que con el devenir del tiempo, otros que tampoco sabían del valor de estas creaciones, conspiraron para eliminarlas porque según ellos lucían deterioradas.

En ese momento no se consultó un especialista, pero como tampoco existe un inventario en este país de lo que tiene o no valor patrimonial, nadie se pronunció para impedir aquel atentado contra nuestra cultura. Así los frescos que pintara a mediados del siglo XX el maestro José Vela Zanetti, desaparecieron de la parroquia San Ignacio de Loyola de mi amada Sabaneta, provincia Santiago Rodríguez.

Y, al ser borradas estas creaciones que en nuestra niñez llamaban tanto la atención y seducían el alma, se fue perdiendo la memoria histórica, conservándose en el recuerdo algunos destellos de lo que fue aquella obra maestra.

Qué pena que en aquel momento no contábamos con los conocimientos que tenemos ahora y la convicción de que el Estado, a través del Ministerio de Cultura, debería inventariar las creaciones que corresponden al patrimonio artístico nacional. De ese modo, además de restaurarse las piezas, se limitaría la desaparición de obras maestras que forman parte de la memoria colectiva.

Curiosamente estamos a punto de perder otra majestuosa creación que ha venido a reemplazar otras grandes creaciones. Nos referimos a la obra mural que reviste el obelisco de Santo Domingo en la Ave. George Washington, autoría del artista Dustin Muñoz, el cual, por esta vez, no debería reemplazarse y, más bien; ser restaurado.

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