Encuentro con una leyenda

Entrevistar a Earvin “Magic” Johnson cae en la categoría de bendición, un verdadero privilegio que es simplemente inolvidable.

Entrevistar a Earvin “Magic” Johnson cae en la categoría de bendición, un verdadero privilegio que es simplemente inolvidable. Mejor todavía si durante la conversación, sostenida en el  Dodger Stadium en la ciudad de Los Ángeles, se pueden apreciar características de un ser humano con muchas experiencias para contar, vivencias para una enciclopedia.

Siempre nos enfocamos en la estrella, en el encumbrado personaje que tenemos de frente, pero escuchar a un gigante como “Magic” decir que pasó hambre en su infancia en Lansing, Michigan, que ayudaba a su padre a botar basura para que llegara comida a una casa con siete hermanos, entre otras vicisitudes, dice que el hoy multimillonario no esconde su pasado por más que la fama le diga lo contrario.

Johnson hace mucho énfasis en la disciplina y en la planificación. Es un creyente del trabajo y así lo ha hecho saber a sus hijos. Sus reglas son claras en ese sentido. A pesar de todas las estrellas que hoy ostenta, sus hijos tienen que ganarse las suyas.

“Soy exigente con mis hijos”, dice el padre de dos varones y una hembra, que es adoptada.

Durante su tiempo para el programa Círculo de Grandes Ligas, Johnson tuvo tiempo para sonreír y para enviar un mensaje a los dominicanos que deseen alcanzar sus metas porque si él, sin abolengo alguno en sus inicios, pudo alcanzar la cima, muchos también pueden.

Aún conserva la sonrisa que ilumina la inmensa ciudad de las estrellas, la misma que puso en despliegue durante sus grandes años con los Lakers.
Algo muy importante en Johnson es que su fe es tan extensa como el estado de California.

No tiene temor alguno en decir que 23 años después de contraer el virus del VIH, Dios lo mantiene en este mundo.  Grande en la cancha y admirable fuera de la misma. Eso se comprueba en un encuentro con una leyenda.

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