La muerte del sargento mayor de la Policía, Meraldo de León Méndez, baleado por sus propios compañeros, en el ensanche Ozama, Santo Domingo Este, es una prueba palpable de que los uniformados suelen ser agentes multiplicadores de violencia. Victimarios y víctimas, a veces de ellos mismos. Eran las 11:00 p.m. cuando una patrulla detuvo a un hombre que se identificó como policía, y efectivamente era policía. “Pero sacó un arma”. Y ahí comenzó un forcejeo que duró “tres a cuatro minutos”. Y lo baleamos, cuentan los policías. Así de simple. El hecho explica cómo civiles en ocasiones inofensivos, ni policías ni armados, son victimizados por uniformados.
Entre policías te veas
La muerte del sargento mayor de la Policía, Meraldo de León Méndez, baleado por sus propios compañeros, en el ensanche Ozama, Santo Domingo Este, es una prueba palpable de que los uniformados suelen ser agentes multiplicadores de violencia. Victimario