La modalidad de ocho horas diarias es una iniciativa comunitaria que comenzó hace tres años con apoyo español y que el Minerd quiere implementar a nivel nacional.Ubicada en la zona urbano margina de El Café, del sector de Herrera, la escuela Café con Leche se ha desarrollado como un modelo en los últimos tres años de la modalidad de tanda extendida.
Esta escuela cuenta con una población de 533 estudiantes de los niveles Inicial y Básica, los cuales son acompañados diariamente, durante ocho horas, por un cuerpo docente de 22 educadores.
Desde su nacimiento, esta escuela estuvo acompañada de la Fundación Foco, una ONG española que en hoy día sigue brindándole su apoyo en el fortalecimiento de áreas extracurriculares, como la educación musical y la formación técnica de los estudiantes.
Café con Leche ha sido asumida por la zona de El Café de forma tal que el primer día de inicio de docencia la asistencia superó el 75% de la matrícula, y todavía el martes había padres y madres solicitando inscripciones para sus hijos.
“Es una pena, pero no podemos admitir más estudiantes: no tenemos espacio hacia donde crecer, pues hasta el mínimo centímetro está ocupado, y sabemos que los padres quieren que sus hijos estén aquí por la calidad de la enseñanza y el cuidado que tenemos de los estudiantes”, explicó a elCaribe la profesora Luz del Carmen Almonte, subdirectora.
Su horario de ocho horas inicia a las 7:30 de la mañana, con el desayuno, hasta el almuerzo, de 12:00 meridiano a 1:30 de la tarde, basado en dieta criolla y cocido en la misma escuela. A partir de esta hora, los estudiantes ingresan a los talleres de música, ebanistería (salen haciendo mueblería básica, como sillas, sofás, cama), manualidades y deportes, además de tutorías personalizadas en asignaturas donde los estudiantes presenten debilidades.
Capacitación laboral
Café con Leche no solo forma a los estudiantes desde el punto de vista académico, observando de forma rigurosa el currículum del Ministerio de Educación, sino que también, al estar enclavada en una zona económicamente deprimida, los dota de las herramientas necesarias para la vida laboral.
“De aquí los estudiantes salen sabiendo hacer muebles, camas, es decir, salen siendo ebanistas, y puedo decir que salen siendo muy buenos, aseguró el profesor José Jiménez mientras instruía al estudiante Rodolfo Rodríguez, de 8vo grado, sobre corte de madera. “Ellos tienen deseos de aprender”.
Moradores del barrio El Café cuidan su centro
La subdirectora de la escuela Café con Leche, Marina Sarante, se lamentó de que el plantel esté ubicado en un lugar que no le permite ampliarse para acoger a más estudiantes. El plantel se encuentra al final de una callejuela llamada “Calle 23”, al borde de un risco y atestada de casas sin espacios entre una y otra, pero cuyos habitantes velan por la seguridad y el buen funcionamiento del lugar donde sus hijos se forman para tener una vida mejor.
