Escuelas diferentes para suelos diferentes

R. Osiris de León.geólogoCon frecuencia los dominicanos vemos a través de los medios de comunicación las inauguraciones de las nuevas escuelas públicas que el Gobierno está construyendo con los fondos del 4% del Producto Interno…

R. Osiris de León.
geólogo
Con frecuencia los dominicanos vemos a través de los medios de comunicación las inauguraciones de las nuevas escuelas públicas que el Gobierno está construyendo con los fondos del 4% del Producto Interno Bruto, construcciones que son aplaudidas por todos los dominicanos, ya que todos estamos conscientes de que la buena educación es la base del desarrollo del ser humano, de la familia y de la sociedad, y que la buena educación comienza con una adecuada planta física donde el estudiante se sienta confortable para aprender.
Pero más allá del confort al que todos aspiramos, está la seguridad sísmica de la planta física, pues es conocido que vivimos en un país de muy alto riesgo sísmico que ha sufrido grandes terremotos con magnitudes de hasta 8.1 y 7.6, y es bien sabido que en muchas partes del mundo las estructuras escolares han resultado ser las más vulnerables al momento de un fuerte terremoto.
Para confirmar la vulnerabilidad de las estructuras escolares basta recordar que durante el sismo de Puerto Plata, de magnitud 6.5, ocurrido en septiembre 2003, las escuelas fueron aplastadas y/o muy dañadas; en el terremoto de 7.9 de Sichuán, China, ocurrido en mayo 2008, colapsaron unas 6,000 escuelas que debieron resistir el sismo; en Puerto Príncipe, Haití, con el terremoto de 7.0 de enero 2010 colapsaron unas 5,000 escuelas; mientras en el reciente terremoto de magnitud 7.8 ocurrido en el noroeste de Ecuador, en abril 2016, unos 120,000 niños quedaron sin escuelas porque el sismo ocurrido un sábado por la noche las derribó.
Diseño
Cuando observamos fotografías de las escuelas inauguradas en nuestro país, notamos que todas responden a un mismo diseño estructural, indistintamente de que la escuela haya sido construida sobre roca ígnea rígida de excelente calidad, o sobre roca sedimentaria friable que se meteoriza con suma facilidad frente a la humedad, o sobre roca sedimentaria calcárea con presencia de cavernas generadas por disolución cárstica, o sobre arcillas susceptibles a la erosión por lluvias intensas y de mala respuesta sísmica, o sobre arena fina saturada de agua y con tendencia a la licuefacción sísmica que le hace comportarse como arena movediza durante el terremoto.
Parte del problema radica en que primero se diseña una escuela genérica, luego se licita o se concursa, y finalmente se busca un solar en un sitio geográficamente apropiado y a precio bajo, priorizando el precio de adquisición del solar por encima de cualquier otra variable, y finalmente se hacen algunos estudios tradicionales de suelos, como sondeos mecánicos y ensayos de laboratorios para clasificación física de los materiales cortados en los sondeos, pero nunca considerando la respuesta sísmica del terreno donde se ha de construir la escuela.
Ya es tiempo de que esta práctica constructiva sea aplicada a la inversa, pues lo correcto sería que primero se visite la zona donde se requiere la escuela y allí se identifique el solar más adecuado en función de la posibilidad de deslizamiento del suelo o del riesgo de inundación por eventos hidrometeorológicos extremos, luego se estudie el suelo desde el punto de vista de su capacidad de carga, de sus niveles de asentamiento, de su respuesta sísmica, y de la posibilidad de que pueda, o no pueda, sufrir “efecto sísmico de sitio” por estar sobre suelos flexibles de malas respuestas sísmicas, y luego de conocer la capacidad de carga y la peor respuesta sísmica, entonces proceder con un diseño a la medida de ese tipo de suelo y de su peor respuesta sísmica.
El riesgo
Estamos seguros de que hoy habrá profesionales de la ingeniería diciendo que deseamos molestarles con sobrecarga de trabajo, pues para ellos es más práctico, más rápido y menos costoso, repetir el mismo diseño para todas las escuelas, pero ese ahorro de tiempo y de dinero se convierte en aumento del riesgo de colapso sísmico en un futuro cercano, lo cual nadie, absolutamente nadie, desearía; pero si no queremos hacer un diseño específico para cada tipo de suelo, al menos hagamos 10 diseños diferentes para las 10 condiciones más comunes de rocas y suelos de nuestro país, y luego de evaluar el suelo desde el punto de vista de su capacidad de carga entonces escojamos el diseño de mejor respuesta sísmica sobre ese sitio. l

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