Existen diversas formas de dar a conocer la cultura de una nación, aquello que la hace única y la diferencia de las demás, ya sea a través de los condimentos que dan sabor a la gastronomía local, los instrumentos que ponen ritmo a las canciones que hacen latir corazones nostálgicos o por medio de aquellos artículos elaborados con materiales y manos nativas con la finalidad de no dejar en el olvido nuestros orígenes: la artesanía.
La República Dominicana cuenta con un legado artesanal amplio y de importante valor histórico, cuyo conocimiento se ha transmitido de generación en generación, lo cual debemos valorar.
Según explica Xiomarita Pérez, Directora Nacional de Folklore del Ministerio de Cultura, el arte dominicano surge en la época de los taínos, quienes trabajaban la artesanía primitiva y utilitaria con materiales de su entorno. Todo con técnicas creadas de manera autodidacta.
La madera, hueso, piel, cuero, metales, concha, barro, coco, higüero, piedra… son la materia prima que da forma al arte de nuestra tierra. También forma parte de ésta la “cestería”, artículos elaborados con fibras naturales como cabuya, guano y cana, técnica utilizada por los taínos, al igual que hoy en día.
“Los artículos que conforman la artesanía criolla son los que tienen un simbolismo e identidad que lo hacen propio de nuestro país, aquellos están elaborados con materia prima nativa”, define Pérez, quien apela a la valorización de esta manifestación artística nacional.
Símbolo de identidad. La muñeca sin rostro, el gallo tallado a mano, las máscaras de carnaval, el sombrero de Gurabo, las maracas, cuadros de paisajes con playas, accesorios en ámbar y larimar, así como la recreación taína de los Hermanos Guillén, son algunos de los artículos más representativos de la cultura dominicana, que al mismo tiempo “hablan” por sí solos sobre las distintas etapas de la histórica local y de la evolución de la misma.
“Estos símbolos representan la cotidianidad del dominicano, pues son hechos a imagen y semejanza de lo que vivimos a diario”, agrega Xiomarita.
Y es que la artesanía es uno de los renglones más relevantes de la cultura tradicional o folklore, en vista de que la identidad está presente y ese es el sello que más se proyecta a nivel mundial. Cada país tiene sus tradiciones y por ende, su identidad, que es lo que distingue una sociedad de otra.
“No a todo se le llama artesanía, ésta tiene un simbolismo, una identidad. Se están elaborando accesorios (bastante creativos), pero no tienen el sello de nuestra cultura, como está sucediendo también en el renglón de carnaval, con algunas máscaras, que tienen un sello foráneo, porque para esos comerciantes lo que importa es vender y esto nos puede llevar a la deformación de nuestra cultura. Los turistas quieren vernos como somos, no una imitación de otras culturas”, aclara.