España, fatalismo melancólico

Cuando los gobiernos se basan en un sistema de corrupción generalizada surge el problema de la descolocación de la sociedad dentro del Estado. Los ciudadanos comienzan a creer que lo público es gratis, y los políticos que es suyo. Se pierde toda&#8230

Cuando los gobiernos se basan en un sistema de corrupción generalizada surge el problema de la descolocación de la sociedad dentro del Estado. Los ciudadanos comienzan a creer que lo público es gratis, y los políticos que es suyo. Se pierde toda confianza de la ciudadanía en las instituciones democráticas y en el mismo Estado como garante de la ciudadanía, de la Nación. Se pierde la cohesión social y la delincuencia callejera y de cuello blanco se apodera de toda actividad comercial, industrial, cultural y social. La pérdida de la cohesión social por la corrupción generalizada, y la falta de equidad llevan a la inestabilidad política, al caos generalizado.

Una nación sólo se puede consolidar y hacer crecer mediante un sistema mínimo de equidad entre sus ciudadanos. A falta de equidad, mar revuelto, y en mar revuelto, ganancia de pescadores o phishing como le llaman en Internet, y que no son más que los oportunistas de siempre. En cuba y Venezuela la equidad se olvidó y les nació el monstruo que hoy les gobiernan: el populismo empoderado y dirigido por un grupito de inescrupulosos pescadores de poder económico.

Un fatalismo melancólico recorre hoy España. Nacionalismos y populismos fratricidas que quieren volver a los Reinos de Faifas en donde cada jefe de partido político quiere independizar su taifa personal, la cual está identificada con una familia (los Pujol en Cataluña) con un clan (los progre-comunistas) o con una casta (los políticos herederos de la burocracia partidaria). El pueblo español ha entrado en ese fatalismo melancólico tan típico del árabe español que lloró como mujer lo que no supo defender como hombre. Un desasosiego generalizado que está llevando a España a un colosal cúmulo de ruinas.
No es posible llamar política a lo que están haciendo cuatro partidos políticos españoles hoy. No es posible llamar españoles a quienes quieren exterminar a sus ciudadanos, traicionar a los amigos, carecer de palabra, de respeto, de religión. Tales medios pueden hacer conseguir poder, pero no gloria. Una acelerada carrera hacia la autodestrucción es lo que consigue el no mirar más allá de los intereses personales, más allá del éxito inmediato y efímero, más allá de los quince minutos de fama que da la televisión embrutecedora. La eterna división de los españoles, derechas e izquierdas, enemistadas a muerte. Mitades irreconciliables e irracionales, que utilizan la marca España para odiarse, para que se joda el otro aunque con ello me joda yo. Parece ser la historia de nunca acabar. Desgraciadamente a un periodo de bonanza le ha seguido un camino de desconcierto y revueltas separatistas, a un camino de desconciertos y revueltas no le queda más que la “manu militari”.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas