Según el Art. 1. de la Ley 91, que instituye el Colegio de Abogados de la República, esta es una “corporación de derecho público interno de carácter autónomo y con personalidad jurídica propia”, cuyos fines y prerrogativas establecen y definen los artículos 2 y 3 de la referida ley.
El Colegio Dominicano de Abogados tiene una larga historia y bien ganado crédito, pero afectado actualmente frente a la sociedad organizada.
Es difícil establecer el número exacto de profesionales del derecho, pero en el país debe haber más de 50 mil. A diario las universidades gradúan licenciados en derecho, sea como primera o como segunda carrera, razones por las que el número de estos está en constante aumento.
Ahora bien, cuál debe ser la función esencial del Colegio de Abogados? ¿Porqué está silenciado del debate nacional? ¿Qué hace para defender a sus miembros? ¿Cuáles son sus actividades académicas o deportivas? Tienen los abogados esperanza de pensiones, ayudas contra catástrofes y seguros médicos? Pueden soñar los abogados –claro que pueden soñar- con tener un club decente y cercano?
Además, ¿por qué si el número de abogados ronda los 50 mil se ganan las elecciones en el gremio con algo más de 5 mil votos? ¿Por qué la abstención es tan grande? ¿No se sienten representados y estarán defraudados los abogados con lo que han visto?
Asimismo, cuánto dinero ha manejado en el último año el Colegio de Abogados y en qué lo ha gastado. Y cuántos y quiénes son los empleados que tiene en su nómina.
De igual forma, cumple el Colegio de Abogados fines “públicos o privados”. Y qué ha hecho para mantener, incrementar o no perder el capital moral con que cuenta o quizás contaba?
Y, por razones de espacio, ni hablar de la “permuta” de unos terrenos millonarios en la avenida Luperón por unos “lodazales” en Haina, ni de la construcción en la Luperón de unos edificios de apartamentos de lujo ni de sus dueños. Tampoco de la compra por varios millones de pesos de una casa en el sector Atala, de difícil acceso.
Ni hablemos de la defensa acérrima que hiciera su presidente actual, tanto del expresidente de la República Leonel Fernández, por el caso de los aviones Tucanos, como del “juez” Moscoso Segarra luego del no ha lugar en el proceso del senador Bautista y compartes. Ni preguntemos si es para eso que está el Colegio y su directiva.
Es por esto que indago, ¿existe el
Colegio de Abogados?
Podría pensarse en la sentencia 274-2013 del 26/12/2013, del Tribunal Constitucional que declaró “no conforme con la Constitución la Ley Núm. 91” que instituye el Colegio de Abogados de la República, aunque por “La doctrina del diferimiento o modulación temporal de los efectos de las sentencias” la misma se mantenga hasta que el Congreso Nacional emita una nueva ley “en un plazo prudente” –es decir, indeterminado-. Pero no me refiero a eso, sino a muchas interrogantes sin respuestas en una institución que merece mejor suerte y que debemos cambiar, para beneficio de todos los abogados y del país. l
