¿Falta sanción?

La violencia es una constante en la vida dominicana. Pero la naturaleza de la que sufrimos en los últimos diez años no tiene precedentes. Si episódicamente nos conformamos con percibir que disminuye, lo cierto es que ha sido persistente en las…

La violencia es una constante en la vida dominicana. Pero la naturaleza de la que sufrimos en los últimos diez años no tiene precedentes. Si episódicamente nos conformamos con percibir que disminuye, lo cierto es que ha sido persistente en las administraciones del PLD.

En el tramo que corresponde al presidente Danilo Medina, con altas y bajas, la inseguridad ha sido el toro que las autoridades no han podido domeñar.

La periodista Natalí Faxas hizo un levantamiento sobre las políticas públicas de seguridad ciudadana de los últimos diez años y el resultado confirma lo que decimos: la percepción de inseguridad no amaina, aunque por momentos haya modificaciones en las tasas de criminalidad.

¿Qué ha pasado? Varios programas se han desarrollado, a veces con la mejor dedicación, pero sin los resultados deseados. Quizás se ha ido a lo mayor.Con la dimensión que la violencia ha alcanzado terminamos banalizando todos los valores, incluso la vida, y aceptando como normales las contravenciones y delitos, de suerte que sólo nos alarman los grandes crímenes.

Los vecinos ya no denuncian los robos y asaltos de poca monta, y más bien los registran en los anecdotarios populares, tanto así que las encuestas hablan del alto porcentaje de familias cuyos miembros han sido objeto de este tipo de agresiones.

Quizás si las contravenciones y delitos tuvieran consecuencias, no nos encontraríamos con el alto grado de letalidad que acusa la delincuencia.

Y no son sólo los robos, sino todas las violaciones a la ley, desde el tránsito, arrabalización de parques, monumentos, infraestructuras de servicios, desnaturalización de zonas residenciales, que se quedan sin sanción, como parte de la rutina. A los municipios ni a la Policía les importa.

Entonces, si violar las leyes es tan fácil, ¿por qué no ir a los crímenes mayores? Todo tiene que ver con el irrespeto a la ley y la falta de consecuencia.

Quizás de esa forma la Policía no tendría que protagonizar tantos intercambios de disparos. Los jóvenes y todos los violadores de la ley se darían cuenta de los riesgos si las infracciones son sancionadas.

Mientras se construye una política de seguridad más asertiva, practiquemos el respeto a la ley. 

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