La familia, más allá del discurso

Los temas de interés colectivo y por tanto de consumo masivo, no pueden ser vistos como un artículo de moda, de esos que llegan y se van para dar paso a otros nuevos. Esto suele ocurrir en la sociedad dominicana con situaciones tan determinantes…

Los temas de interés colectivo y por tanto de consumo masivo, no pueden ser vistos como un artículo de moda, de esos que llegan y se van para dar paso a otros nuevos. Esto suele ocurrir en la sociedad dominicana con situaciones tan determinantes para nuestro futuro como nación como es el fortalecimiento de la familia.

Y es algo que me preocupa más allá de las líneas que tengo a bien compartir con ustedes, amigos lectores, que cada semana siguen cada uno de mis escritos. Me inquieta, porque trabajar para formar a las próximas generaciones que han de tener las riendas de nuestro pueblo no puede ser una ilusión pasajera, sino un proyecto sostenible y, sobre todo, concienzudo.

Resultan quizás innumerables las veces en que me he referido a esta realidad, y en cada una de ellas he sido coherente con la necesidad de que asumamos un compromiso nacional de pensar o repensar nuevas formas y estrategias para hacer de nuestras familias una verdadera institución.

Cuando hablo de un compromiso nacional, no intento utilizarlo como un recurso teórico para sustentar mi planteamiento, sino como un término categórico, porque lo que propongo es que esta iniciativa sea directamente tutelada desde el Estado, con políticas públicas que impliquen una visión transversal que trascienda situaciones meramente coyunturales.

Debe ser una acción permanente, porque hablar de descomposición familiar siempre que nos vemos arropados por altos niveles de violencia de género y delictiva, feminicidios, narcotráfico, miles de embarazos precoces o por conductas tan reprochables como la corrupción pública y privada sería, pues, desempolvar un discurso harto conocido por una ciudadanía que espera y exige respuestas más contundentes.

Con frecuencia escuchamos expresiones como estas: “La familia es lo más importante” o “la familia es fundamental” para el desarrollo integral de una sociedad”. Pero resulta que en el ámbito eminentemente práctico, familia es mucho más que una simple palabra.

Es más que una palabra hueca, porque “ser familia” trae consigo deberes recíprocos que con el tiempo se expresan en comportamientos que, a fin de cuentas,son los que realmente definen el modelo de sociedad que tendremos. Y en su conjunto forma parte esencial de toda la sociedad.

De ahí la responsabilidad del Estado para con la misma. Y esto igual justifica mi propuesta de que se asuma la tarea constante de concebir el concepto familia con un enfoque estatal, impulsado por un proyecto institucional creado para tales fines.

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