La familia en tiempos de Millennials

Desde la antigüedad, la familia ha sido el pilar de toda sociedad. De pequeños aprendemos en ella lo considerado fundamental para desarrollarnos como personas íntegras: respeto, honestidad, justicia, entre otros valores…

Desde la antigüedad, la familia ha sido el pilar de toda sociedad. De pequeños aprendemos en ella lo considerado fundamental para desarrollarnos como personas íntegras: respeto, honestidad, justicia, entre otros valores no menos importantes. Diversas crisis la vienen afectado durante las últimas décadas en ámbitos como el social,  económico y demográfico, lo que ha permitido redescubrir que su rol es importantísimo para la disminución de los efectos del desempleo, enfermedades, drogas, marginalidad, etc.

Sin embargo, aunque prevalecen, no causa sorpresa el hecho de que el devenir de los años, por múltiples factores, ha transformado la dinámica familiar en todas partes del mundo. Son los nuevos tiempos, dicen muchos, una realidad a la que no debemos darle la espalda si nuestro objetivo es contribuir al pleno y correcto desarrollo de ésta. 

Antes, la familia trabajaba, pero también era responsable de la educación, formación religiosa, actividades de recreo y la socialización de los hijos. Ahora, la modernidad ha asignado lo anterior a instituciones especializadas. Por ejemplo, los negocios familiares escasean, se realizan normalmente fuera del grupo familiar y sus miembros suelen trabajar en ocupciones diferentes y lejos del hogar. Y la educación la proporciona el Estado o grupos privados. No obstante, la familia todavía es la responsable de la socialización de los hijos, aunque en esta actividad los amigos y los medios de comunicación han asumido un papel muy importante.

“La forma de vida ha venido cambiando de generación en generación, al igual que algunos patrones según se accede a la modernidad y factores de la vida diaria. Sin embargo, los roles y principios básicos entre padres e hijos siempre deberían ser los mismos”, explica la psicóloga y terapeuta infanto-juvenil Clarissa Guerrero.

Si bien es cierto que criar en la actualidad representa un reto importante, así mismo lo entendían los padres de nuestros padres, ya que cada época supone nuevos retos. “Esta generación resulta de mayor impacto porque el desarrollo tecnológico en los últimos 20 años ha sido abrumador, además de que los estilos de vida han cambiado completamente: los padres pasan menos horas en el hogar, tienen menos tiempo, y los hijos cuentan con mayor información a su disposición”, agrega Guerrero.

Ojo con la vigilancia. Es importante que los padres estén al tanto de la información a la que se exponen sus hijos, así como su acceso a los diferentes dispositivos electrónicos y las horas diarias que le dedican. “Un punto importante es el manejo del tiempo disponen para la educación y el esparcimiento. Dedicarse a conocer a sus amigos, darles afecto, escucharles”, explica la terapeuta, quien aclara que, en general los roles siempre permanecerán iguales, lo que puede cambiar es la temática en torno a la cual se da afecto y contención, se dictan las normas y se supervisa el hogar. “Los padres son las figuras de autoridad, que además de brindar amor, los guían y son responsables principales de su crianza. Los hijos, por su parte, desarrollarán los patrones de relación según la interacción con sus padres, y éstos entre sí”, enfatiza la especialista.

¿Cómo una familia puede avanzar en medio de un aparente caos social? Este órgano social constituye un vehículo esencial para la transmisión de conocimientos, valores, actitudes y hábitos fundamentales para la supervivencia de cualquier cultura. Para Guerrero, “la mejor manera en que una familia puede avanzar en el constante cambio que representa la sociedad es centrándose en el interior de la misma: valores, criterios, y un seguimiento constante entre sus miembros. Fomentando sus creencias, el respeto a la individualidad; dedicándose tiempo para aprender a conocerse, comprenderse de manera emocional, expresar afecto y a la vez mantener los límites y las reglas claras… entonces será cuestión de tiempo”. Lo importante es que los padres puedan criar hijos críticos, capaces de tomar decisiones adecuadas y respetar a los demás. Esto en cualquier época lograría el mejor de los resultados. 

Norte a seguir

“Una familia fuerte, cariñosa y protectora es el entorno idóneo para el crecimiento de los niños y niñas, y es el mejor comienzo para garantizar la plena satisfacción de los derechos de la infancia”, Carol Bellamy, Directora Ejecutiva de UNICEF.

A tomar en cuenta

La educación de los hijos es un tema importante para los padres. Llevar la fiesta en paz, y de la mejor forma, es lo ideal. Es entonces cuando entra en juego lo que se conoce actualmente como disciplina positiva, una propuesta de crianza que plantea a los padres no caer en los extremos de la tolerancia o de lo represivo, y que genera una mejor respuesta en ellos. Tiene su base en las enseñanzas de Alfred Adler y Rudolph Dreikurs, para quienes “por disciplina positiva se entiende la doctrina que ayuda a entender la conducta inadecuada de los niños, promueve actitudes positivas hacia éstos y les enseña a tener buena conducta, responsabilidad y destrezas interpersonales por medio del uso de los principios de generosidad, estímulo y respeto mutuo”. Brinda a los padres las herramientas para guiarlos de forma  efectiva. De ahí tres puntos que puedes poner en práctica:

• Establece objetivos claros. Y que sean compartidos por tu pareja para que juntos puedan seguir un mismo camino.

• Enseña concretamente. “Pórtate bien”o “Tienes que ser bueno” son instrucciones muy generales. Sé más específico/a. Por ejemplo, “Al llegar a un lugar, siempre debes saludar”.

• Sé ejemplo. Que haya coherencia entre las palabras y los hechos, sino jamás podrán aprender; sólo provocarás confusión. No esperes que tu hijo te obedezca levantando sus juguetes, si tus carpetas del trabajo están por toda la casa.

«La crianza es un trabajo de constancia, perseverancia y amor. Tal vez los padres no lleguen a ver todos los frutos, pero si la siembra es buena, de seguro la cosecha también lo será”, Clarissa Guerrero.

Reuniones de familia

Para Rosa Francia Esteva, terapeuta familiar, “muchos problemas se pueden resolver a través de ellas. Sus principales beneficios son las destrezas de vida que el hijo puede aprender: de comunicación, cooperación, respeto mutuo, creatividad, responsabilidad, aprender a expresar sus sentimientos y a cómo divertirse o disfrutar en familia”.

Además pueden experimentar que los errores brindan una oportunidad para aprender, y se desarrolla una unión más sólida en la familia.

Esteva recomienda tres tips para una reunión existosa:

1. Establece un horario para la reunión. Puede ser una vez a la semana. Es importante que estén todos los miembros de la familia.

2. Prepara una agenda. Colócala en un lugar visible, donde todos la puedan ver, leer y escribir algún asunto que deseen discutir, por ejemplo, en la puerta de la nevera.

3. Comienza la reunión con halagos y reconocimientos de lo bueno que cada quien ha hecho.

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