El fin del mundo

Mañana viernes es el esperado y temido 21 de diciembre de 2012, día del solsticio de invierno y fecha en que distintas teorías…

Mañana viernes es el esperado y temido 21 de diciembre de 2012, día del solsticio de invierno y fecha en que distintas teorías apocalípticas del mundo maya y predicciones de visionarios como Nostradamus y San Malaquías sitúan “el fin del mundo”.

Esto ha sido tan difundido y aceptado por tanta gente que la NASA se ha visto en la necesidad de dar ruedas de prensa y enviar comunicados a los medios para asegurar que el 21 de diciembre de 2012 no se producirá el fin de la humanidad y hasta crearon un apartado en su página web explicando las razones científicas de por qué todo se trata de un gran error y de cómo afirmaciones extraordinarias requieren de pruebas extraordinarias que hasta el momento no han sido presentadas.

En muchos lugares del mundo hay pánico generalizado y sus gobiernos han tenido que tomar medidas al respecto. En Francia, por ejemplo, el monte Bugarach permanecerá cerrado entre el 19 y el 21 de diciembre para impedir la afluencia masiva de fanáticos, ya que desde hace un par de años se ha corrido la voz en ambientes esotéricos de que ese pico de los Pirineos franceses es el único lugar en el que se sobrevivirá al apocalipsis augurado.

La histeria se ha extendido tanto que hasta declaraciones oficiales se han referido a la catástrofe en algunos lugares del mundo como en Australia, donde la primer ministro Julia Gillard aseguró la veracidad de la predicción como una broma, para bajar los temores de los australianos.

Por supuesto, hay quienes han usado estas creencias para darle un carácter comercial e incitar a la gente a comprar cosas o a gastar su dinero en lujos ya que, como “se acaba el mundo”, después del 21 de diciembre no lo necesitará.

Otros han utilizado el tema para lograr un repunte del turismo, como los países centroamericanos del mundo maya (México, Guatemala, Belice, El Salvador y Honduras) que han aprovechado esto para beneficiarse de un “turismo apocalíptico” y han organizado conciertos, ceremonias, rituales en lugares arqueológicos, show de fuegos artificiales y una larga agenda de actividades para ese día.

Personalmente creo que el mundo debería estar preocupado por cosas más palpables e indiscutiblemente reales, como el cambio climático, las guerras, la inseguridad o la fallida lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, es indudable que las profecías responden a una vieja y extendida necesidad humana: conocer con antelación lo que nos depara el futuro.

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