El final de la era Bloomberg

Nueva York, la ciudad que más muestras de progreso y bienestar social ha dado al mundo, es ahora más pobre que nunca antes.

Nueva York, la ciudad que más muestras de progreso y bienestar social ha dado al mundo, es ahora más pobre que nunca antes. Resulta cuesta arriba comprenderlo.  Desigualdad social sin precedente. Es inaceptable que el 46% de neoyorkinos viva bajo el umbral de la pobreza. O simplemente muy poco por encima. Tanto la crisis financiera internacional del 2008, como el impacto devastador del huracán Sandy del 2012, dejaron a la clase media mucho más empobrecida que nunca. Los doce años del multimillonario Michael Bloomberg en la alcaldía de Nueva York no permitieron alcanzar la prosperidad prometida. A duras penas pudo mantener el equilibrio macroeconómico. Su gerencia social y económica fue irrefutablemente mala e incompetente para todos, ricos y pobres.

El desempleo creciente y la  quiebra de negocios, marcaron la administración Bloomberg como una de las peores en la historia de Nueva York. Aunque alcanzó récord al reducir la criminalidad, recuperó la ciudad de la crisis financiera del 2008 y de la tormenta Sandy en el 2012, Bloomberg tiene muy pocos logros que exhibir.  El multimillonario que extendió el período constitucional cuatro años más para reelegirse por tercera vez no pudo demostrar que su filosofía social era correcta. Doce años en el poder solo sirvieron  para empeorar la calidad de vida de los neoyorkinos a todos los niveles: empresarial y laboral. Muy pocos ricos pueden hablar de haber multiplicado sus capitales en la Era Bloomberg.

Insensible y duro como administrador,  cerraba escuelas y hospitales sin piedad para balancear su presupuesto. Su visión de cero impuestos a los más ricos fue totalmente desacertada. El hombre con la décimo tercera fortuna más grande del mundo, 27 mil millones de dólares, según la revista Forbes, no pudo convencer  a nadie de que su administración generaba prosperidad. Aunque entró como demócrata y salió como republicano,  era percibido como un político “progresista” por su apoyo irrestricto al control de armas, la lucha contra el consumo de tabaco, especialmente entre los jóvenes, y su respaldo militante a la siempre controversial y polémica legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo.

Con la tasa de desempleo a nivel nacional en 7%, en franca recuperación,  Bloomberg sostiene que su desempeño en el combate al desempleo fue magnífico, mejor que a nivel nacional. Atribuye como una victoria importante de su gestión la creación de 400 mil empleos en el sector privado, al cierre del presente año fiscal. La realidad es que, en comparación con la crisis del 2008, hay una ligera mejoría. Pero no para celebrarlo con bombos y platillos. Lo peor de todo fue el incremento acelerado del índice de pobreza.  Casi 4 millones de ciudadanos,  el 46% de la población total, ganando  menos de US$30,949.00 dólares al año, insuficientes para familias de cuatro personas comer y pagar renta. Algo imperdonable,  en el corazón de Wall Street, los grandes capitales del mundo. La Era Bloomberg  termina multiplicando inequidad social en la mayor riqueza del mundo. ¡Qué ironía!

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