Peligroso presionar al extremo a nuestros hijos con la excelencia académica, anticipando que así competirían mejor en el mercado profesional.Lo indicado es contribuir a que se relajen, que sin dejar de esforzarse responsablemente, no vayan a pegarse martillazos emocionales y terminar moralmente heridos. Que asimilen, por ejemplo, que “equivocarse es lo más fácil en la vida”. Como humanamente es imposible no tener fallos, se hace necesario que aprendan a ser flexibles con ellos mismos, que los errores no les provoquen frustración ni afecten su autoestima.
Temer equivocarse provoca altos niveles de estrés y ansiedad. Esas emociones funcionan como un círculo vicioso y afectarán su capacidad para desarrollar la mínima tarea con éxito.
