Francia busca eliminar concursos de belleza infantiles

Francia ha dado un paso más esta semana en su lucha contra la hipersexualización de las niñas. El Senado ha votado la prohibición de los concursos de minimisses, aquellos certámenes que exponen a las pequeñas en el mejor de los casos vestidas&#8230

Francia ha dado un paso más esta semana en su lucha contra la hipersexualización de las niñas. El Senado ha votado la prohibición de los concursos de minimisses, aquellos certámenes que exponen a las pequeñas en el mejor de los casos vestidas de princesa y, en el peor, de mujeres en miniatura. La portavoz del Gobierno y ministra de los Derechos de la Mujer, Najat Vallaud-Belkacem, había propuesto una opción intermedia que obligara a una autorización previa a cada concurso. Pero los senadores han decidido que las menores de 16 años simplemente no tienen nada que hacer en un concurso de belleza.

“No dejemos a nuestras niñas creer desde pequeñas que no valen más que por su apariencia. No dejemos que el interés comercial gane sobre el interés social”, señaló la senadora y exministra Chantal Jouanno, impulsora del proyecto. En total, 196 senadores han aprobado el veto y 146 han votado en contra de esta enmienda especialmente severa, dado que prevé para quienes lo incumplan una pena de hasta dos años de cárcel y 30.000 euros de multa. Forma parte de la ley de igualdad que está examinando el Parlamento. El texto todavía debe ser confirmado por la Asamblea Nacional.

Para entender la importancia de la votación, hay que situarla en el marco de una batalla cultural más amplia y de más calado: la lucha contra la representación de las lolitas.

El año pasado, Jouanno elaboró un informe sobre el fenómeno de la hipersexualización de las niñas, definido en el documento como “la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces”. El documento alertaba sobre la generalización de esta tendencia, en el mundo de la moda, de la publicidad, pero también en la vida diaria de las pequeñas, empezando por la escuela. Destacaba, por ejemplo, la comercialización de sujetadores para niñas de ocho años con relleno. Una de las medidas que preconizaba entonces era prohibir estos concursos a menores de 16 años.

La iniciativa siguió un polémico reportaje fotográfico de la revista Vogue en su número especial de navidades de 2010 en el que niñas de apenas siete años posaban vestidas de verdaderas femmes fatales, con tacones Louboutin, maquillaje exagerado y joyas carísimas. De hecho, otra de las recomendaciones del informe era regular de forma más estricta el trabajo de las modelos menores de 16 años, pero el Senado ha rechazado esta enmienda.

Cada año se organizaban hasta ahora una decena de certámenes de este tipo en Francia, donde el concepto de minimiss está legalmente registrado desde 1989. El fenómeno no es por lo tanto un mero contagio estadounidense y los concursos son en regla general mucho más discretos de este lado del atlántico. El primer fundador de la marca, Michel le Parmentier, quien se reclama pionero del concurso en el mundo, recuerda que su organización ha firmado una carta ética por la que no acepta ninguna niña menor de siete años, el maquillaje es  y los bañadores u otras prendas consideradas de mayores son excluidas. Por ello reclamaba una mayor regulación.

Sin embargo, el fenómeno estadounidense, con todos sus excesos, se abre paso a través de nuevos certámenes. Hace dos años, la alcaldía de Auch, en el suroeste de Francia,prohibió la celebración de una elección de este tipo para la cual la organización había elegido una fotografía de una niña con pose sugerente.

En cuanto al canal privado NT1, muestra con éxito las aventuras de las minimisses en Estados Unidos con sus detalles más trash en una docuserie que sigue, según la propia televisión, el universo de esos “padres dispuestos a todos para ganar”. El Consejo Superior Audivisual, el regulador televisivo, ha considerado que no era apto para el público más joven y obligado a la televisión a colocar la advertencia de prohibido a menores de 10 años. Su emisión ha sido desplazado a la franja horaria posterior a las diez. Pero en la era de Internet, los vídeos están tan sólo a un clic.

Los poderes públicos y la justicia no han dudado así en actuar cuando consideran que se sobrepasaban los límites, muy obvios en los casos más extremos. Pero la línea puede ser muy sutil entre el cuento del inocente “juego de princesas” y una perversa hipersexualización de unas niñas apenas conscientes de ello. Sobre todo, al optar por la prohibición pura y dura, el mensaje es claro: no son las derivas, sino el principio mismo de valorar a una niña por su aspecto físico el que es nocivo para su desarrollo. “Con o sin maquillaje, la realidad es que se juzga únicamente una apariencia física”, recordaba así Jouanno en la radio France Info.

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