A Francisco José Arnaiz, in memóriam

Ha cerrado sus ojos mi gran amigo Francisco José Arnaiz, la más radiante cabeza de la Iglesia Católica dominicana desde las horas lejanas de Fernando Arturo de Meriño. Nacido vasco, fue renacentista por oficio, humano de profesión e indulgente…

Ha cerrado sus ojos mi gran amigo Francisco José Arnaiz, la más radiante cabeza de la Iglesia Católica dominicana desde las horas lejanas de Fernando Arturo de Meriño. Nacido vasco, fue renacentista por oficio, humano de profesión e indulgente acaso como destino. Llegó a nosotros cuando aparecían las primeras claridades tras aquella noche de tres decenios.

Con Pepe me fue dable aprehender y valorar la vida desde variadas y remotas trazas. Era una grata experiencia, siempre, el hablar con él de versos y de cantos, de nostalgias y de presencias, de tabacos y de vides. Este maestro de teología y de psicología, que en su Colegio de Belén hiciera también de profesor de física y de ciencias naturales, entendía la esencia del hombre con la certeza y la plenitud, casi, de quien amasara el barro primero de la Creación.

Muy poco se conoce la actuación de monseñor Arnaiz en los últimos cincuenta años de la biografía dominicana. Fue siempre un soporte seguro, un confiable garante de la quietud emocional de nuestro pueblo. Habrá de faltar ahora –y querría no tener razón—uno de los apoyos esenciales para esa frágil tarima en que, día a día, se representa el guiñol de nuestra precaria e irreflexiva realidad.

No sé si mi amigo Pepe, como lo hiciera Publio Elio Adriano, se tomó el tiempo de escribir su muerte. Valen para él, de todos modos, unas frases que ahora vuelan y se deshacen como corolas de un gran árbol de tristeza:
“Animula, vagula, blandula / Hospes comesque corporis / Quae nunc abibis in loca / Pallidula, rigida, nudula, /Nec, ut soles, dabis iocos”.

 (“Mínima alma mía, tierna y flotante / huésped y compañera de mi cuerpo /
descenderás a esos parajes pálidos, rígidos y desnudos / donde habrás de renunciar a los juegos de antaño”).

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas