El futuro de la sociedad dominicana

Nicolás Maquiavelo se obsesionó con la decadencia moral y política de la Italia renacentista, comparada con la grandeza de la república romana. Y es que las sociedades, como las civilizaciones, involucionan, decaen, y hasta mueren. La lucha por…

Nicolás Maquiavelo se obsesionó con la decadencia moral y política de la Italia renacentista, comparada con la grandeza de la república romana. Y es que las sociedades, como las civilizaciones, involucionan, decaen, y hasta mueren. La lucha por hacer la vida sostenible es tan vieja, como la humanidad misma. Entonces, cabe preguntarnos, ¿cuáles variables determinarán el curso futuro de la sociedad dominicana? Nos aventuramos a proporcionar algunos criterios.

Los primeros criterios tienen que ver con la vida misma: los bosques y los ríos. En una disertación en el almuerzo de la Cámara Americana, el Sr. Jake Kheel, de la Fundación Punta Cana, alertó sobre la acelerada deforestación, debido al trasiego de carbón a Haití. El estudio de las Naciones Unidas “Retos Ambientales en la Frontera Dominico-Haitiana (2013),” estima que 50,000 toneladas de carbón vegetal se trasiegan anualmente a Haití. Igualmente, señala que de continuar “las tendencias observadas, algunas partes del territorio de la República Dominicana tendrán la misma degradación del suelo, observada en Haití”. Francisco Mosquea, presidente del Codia, ha afirmado que “la tala indiscriminada de árboles y la extracción de materiales… ha ocasionado la desaparición de 500 ríos, arroyos, cañadas y lagunas en el país”. El citado estudio se refiere a “el hambre y la violencia que eventualmente resultarán de la continua degradación medio ambiental en la zona fronteriza”. Y lo que es peor, dicha degradación continuará avanzando hacia el centro de nuestro territorio, empujada por la propia destrucción.

Los siguientes criterios son sociales. La integración social es indispensable para la estabilidad, y para evitar crisis potencialmente autodestructivas. Esta deseada integración podría desaparecer por dos potenciales fracturas sociales. La primera es la fractura horizontal, que divide las clases sociales entre los que tienen poco, o muy poco, y los más acomodados. La desigualdad social se ha disparado en nuestro país, resultado del desempleo, y estancamiento salarial producido por un flujo incontrolado de inmigrantes. El negar empleos a nuestros jóvenes constituye una bomba de tiempo, pues estamos fomentando la indisciplina, el vicio y la violencia entre una juventud desempleada, con escasa auto-estima.

La segunda, la fractura vertical, es provocada por diferencias étnicas, religiosas, y de tradiciones históricas. Este tipo de fractura se evidencia actualmente en sociedades avanzadas como la norteamericana, sumida en una insuperable crisis racial. O la francesa, donde un residente norafricano causó 84 muertes en la celebración de la fiesta nacional, en Niza. Tal como Bosch brillantemente argumentó la sociedad dominicana construyó lentamente un mestizaje, una maravillosa integración social, hoy puesta en peligro por una migración desbordada.

Resulta evidente que de no corregir rumbo, nos encaminamos a una grave crisis social, o de lo contrario, a un lento declinar hasta lo más bajo de la degradación ecológica y social. La sociedad dominicana donde nacimos, y que deseamos, simplemente desaparecerá…

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