La gente vive bajo temor en Fukushima

FUKUSHIMA. Yoshiko Ota mantiene sus ventanas cerradas. Nunca cuelga la ropa lavada fuera de la casa. Temerosa de defectos congénitos, le advierte a sus hijas: ¡no tengan niños!

FUKUSHIMA. Yoshiko Ota mantiene sus ventanas cerradas. Nunca cuelga la ropa lavada fuera de la casa. Temerosa de defectos congénitos, le advierte a sus hijas: ¡no tengan niños!Así es la vida con radiación, casi un año después que una planta nuclear averiada por el tsunami comenzase a emitirla hacia el barrio de Ota, a 60 kilómetros de allí. Ella está tan preocupada que tiene urticaria. “El portavoz del gobierno dice todo el tiempo que no hay efectos inmediatos para la salud”, dijo Ota, de 48 años y trabajadora de una guardería. “Él no habla de 10 o 20 años más tarde. Debe pensar que las personas en Fukushima son tontas”. “Realmente no es bueno vivir aquí”, dice. “Pero aquí vivimos”.

Ota toma píldoras estimulantes del metabolismo con esperanzas de expulsar radiación de su cuerpo. Para limitar su exposición, hace todos los esfuerzos posibles para comprar verduras que no son cultivadas localmente.

Se gasta 10,000 yen (125 dólares) al mes en agua embotellada para no consumir agua corriente. Incluso compró una máquina especial para desgranar el arroz.

No todo el mundo toma medidas tan drásticas, pero una sensación de desasosiego domina en Fukushima. Algunos de los residentes se han mudado. Todos los demás sienten que viven con un enemigo invisible. La radiación aún escapa de la planta nuclear Dai-ichi, que está cerrada, aunque a un paso mucho más lento que el que tenía en las semanas tras el desastre. No resulta inmediatamente mortífera, pero más adelante podría provocar un cáncer u otras enfermedades.

La incertidumbre crea temor. Algunos expertos dicen que los riesgos son muy bajos fuera de la zona de exclusión de 20 kilómetros, y la gente puede tomar medidas para protegerse, tales como limitar el consumo de alimentos producidos localmente, no merodear “puntos críticos”, incluidas alcantarillas, canalones y follaje, y pasar temporadas fuera de la zona.

Los riesgos de cáncer van en aumento

Estudios han mostrado que los riesgos de cáncer aumentan a una exposición anual de 100 o más milisievert, pero no son detectables a niveles más bajos.
En Fukushima y áreas cercanas, fuera de la zona de exclusión, la exposición anual es de 20 milisievert en algunos lugares y hasta 50 milisievert en otros.
Antes del desastre, la gente en Japón estaba expuesta a 1 milisievert.

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