Con lo ocupada que vive la gente, es muy común que en los hogares se requieran los servicios de una doméstica para atender a los niños o para realizar labores diversas. Cuando esa necesidad surge, Geokaty Castillo tiene forma de suplirla.
Castillo es lo que ella misma define como una reclutadora de empleadas o una captadora de talentos. Eso significa que si usted requiere una persona para que le asista con las tareas de la casa, ella consigue esa persona, la recluta con cursos de cocina, de atención para niños y de cuidado de adultos mayores, entre otros, y luego que la adiestra se la entrega. Usted le paga por esa gestión y contrata entonces la persona que ya fue adiestrada.
“Este fue un emprendimiento o una idea de negocio que surgió de la necesidad que tenía”, le dice Castillo a elCaribe, cuando la visitó para conocer el tipo de actividad que realiza.
“Estando en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), en la etapa de hacer el monográfico, no sabía qué hacer porque no tenía trabajo. Había regado un gran número de currículos, como te podrás imaginar y me preguntaba qué iba a pasar conmigo. No sabía qué hacer”, dice.
Fue de ahí que le surgió una idea que años después le genera frutos y le permite acompañar sus bolsillos de dinero. Rememoró que siempre le pedían empleadas domésticas y no se explicaba por qué la gente lo hacía. A partir de ahí vio en esos pedidos una posibilidad de negocio y de salida frente a su situación económica. “Eso es un negocio y lo que tengo que hacer es cobrar por ese negocio, me dije a mí misma”, narra Geokaty, sentada en una pequeña oficina donde se juntan certificados de cursos, manuales sobre actividades diversas, folders y una computadora que es esencial para su plataforma de negocios. La oficina, habilitada en una habitación que tomó de su casa, está ubicada en la calle Los Cerezos, edificio Curvo, en Los Jardines del Norte, de la capital dominicana.
Cuando le llegó la idea, dice que le dio pena pensar tener que cobrarle a una persona para adiestrarle una empleada y luego entregársela, pero también recordó que existen empresas que realizan ese tipo de servicios y les va muy bien. La microempresa de Geokaty Castillo se llama Domestic Full Service y según ella, se caracteriza por estar enfocada en la excelencia. “Participé en varios concursos en la universidad, uno de ellos con un arquitecto y ganamos el segundo lugar, pero el proyecto no era mío, por tanto, no me sentía muy a gusto. Luego fui al Departamento de Emprendimiento de la UNPHU. Eso fue en el año 2014. Ahí le comenté al ingeniero Juan Rosales, que es el director del Centro de Emprendimiento, lo que pensaba, y él me dijo que trabajaríamos en esa idea”, expresa Castillo, mientras el fotógrafo Juan Tomás Valenzuela, de elCaribe, hace todo lo que puede para sacar una buena foto en un espacio que no alcanza para moverse mucho.
Todos salen ganando
Geokaty Castillo tiene 30 años y es madre de un niño de uno. En el trabajo que realiza se da un vínculo de “ganar-ganar”, porque gana ella, gana la empleada porque consigue cómo ganarse su sustento, y gana la persona que quiere los servicios de esa empleada y que se vale de Geokaty para que se la evalúe y adiestre.
Pero la emprendedora dama, que inició ofreciendo solo servicios de doméstica, está incursionando en otros tipos de oficios para clientes que los demandan. “También me están pidiendo choferes y enfermeras. Ya ha logrado colocar algunos en puestos de trabajo”, dice. “Tengo mantenimiento de aire acondicionado y ya me han pedido”, agrega.
Explica que el modelo de negocio consiste en que recluta a las mujeres, las manda a realizar talleres de cocina, de etiqueta y protocolo, las depura con la Policía para asegurarse de que no han estado envueltas en problemas y les manda a realizar chequeos médicos y psicológicos. “En el mercado hay muchas agencias que ofrecen empleados, pero no le dan a eso el carácter de seriedad que yo le doy”, asegura.
Está buscando respaldo de instituciones para la formación de las personas. Las redes sociales son su plataforma para captar gente, en adición a la comunicación “de boca en boca”. Eso significa que una gente que tuvo sus servicios da buenas referencias a alguien más que lo necesita. “No me he puesto a trabajar como subcontratista porque tendría que cobrar demasiado a los clientes y tendría que competir con empresas que hacen este tipo de trabajo, que les cobran mucho al cliente, pero luego le pagan poco al empleado que ellos ofrecen en subcontración. No tengo capacidad para competir con esas empresas y tendría mucha carga laboral”, dice Geokaty. Y luego indica que en ocasiones llegaron a ofrecerle trabajo cuyo pago no superaba los seis mil pesos y por eso no aceptó.
