Aveces, aunque se quiera, resulta difícil poder seguir todo lo que se presenta en materia de arte en Santo Domingo, pues increíblemente cada día aparecen nuevos creadores con propuestas buenas, otras no tan buenas y, en ocasiones, nos encontramos con exposiciones cuyo valor testimonial hace posible que no la pasemos desapercibidas. Tal es el caso de “Chronos” o “dios del tiempo”, título que recoge un conjunto de piezas que en buena medida reflejan escenas de nuestros campos, de la vida humilde de muchos de nuestros ancestros y, posiblemente, de nosotros mismos.
Esta fascinante exposición se inauguró en noviembre en la Sala Ramón Oviedo del Ministerio de Cultura y permaneció abierta al público hasta los primeros días de diciembre. A la misma quizá le hizo falta haber sido curada, pues pasa que la más de las veces las muestras se exhiben sin que se realice ningún estudio previo. Sin embargo, esto no fue pretexto para que se lograra la intención de la creadora que no fue otra más que rescatar la memoria histórica.
Además de los cuadros, se presentó una instalación que recreaba el interior de una casa de campo humilde, en la que aparecía una mesa de madera con pintura corroída, la silla de guano, el molino, el higüero, la lámpara humeadora y otros elementos muy típicos de nuestro país, sobre todo en aquellos hogares en los que la modernidad aún no ha penetrado.
Gladys rescata todo ese conjunto y llama la atención de los espectadores, pues muchos de esos elementos hoy, las generaciones más recientes, no tienen idea de qué representan, pues con el tiempo han ido desapareciendo, ya que poco a poco nos hemos ido adentrado a un mundo de banalidades y consumismo.
No quisimos que el año terminara sin hacer mención de “Chronos”, porque es de las muestras que mejor recogen las tradiciones de nuestro pueblo, nuestra identidad. Y, a pesar de que Gladys empieza a dar sus primeros pasos en el escenario artístico nacional, su pasión y entrega la hacen merecedora de nuestro respeto y consideración.
