Gobernar para las dos mitades

Pasada la larga, costosa y asfixiante campaña electoral que mantuvo abstraída la atención de nuestras autoridades de los problemas…

Pasada la larga, costosa y asfixiante campaña electoral que mantuvo abstraída la atención de nuestras autoridades de los problemas fundamentales del país, como si ninguno de los mismos importara dado que el único objetivo era preservar el poder; es hora de que nos concentremos en lo que tenemos que hacer.

Una de las lecciones fundamentales que debería extraer el presidente electo y el partido oficial, es que casi  la mitad de los dominicanos no está de acuerdo con su accionar, ya que el 46.95% de la población dominicana manifestó su descontento votando por la principal fuerza de oposición, conquistando el PRD la significativa cifra de aproximadamente 2,129,997 votos. Esto quiere decir que del universo de 4,566,838 votantes cerca de  la mitad decidió hacerlo por el candidato principal de la oposición, cuya diferencia versus el candidato electo es de aproximadamente 193,153 votos.

Lo que significa que la población  está dividida por razones más atinentes al grado de  satisfacción  con el estilo de gobierno que por convicciones políticas, puesto  que ha quedado evidenciado que no existen diferencias ideológicas importantes entre ambos partidos.

Las recién electas autoridades deben saber escuchar el mensaje que les ha dado la población dominicana y ser capaces de entender que a pesar del control que ejerce el partido oficial sobre todos los poderes del Estado, y del lamentable hecho de que la población no tendrá la oportunidad de someterlos a prueba de medio término con las abolidas elecciones separadas del Congreso y los municipios, necesitarán construir consensos tomando en cuenta la otra mitad de dominicanos que no les dio su voto, la cual sumada a los que simplemente decidieron no votar representa más de un 70% de la población apta para votar.

Y tendrán que demostrar que contrario a lo sucedido hasta ahora, exhibirán la apertura y humildad requeridas para implementar un gobierno incluyente.

Nuestra democracia necesita de un liderazgo de oposición consolidado, que sea capaz de servir de contrapeso a los poderes y de valladar al absolutismo, pero con la mesura e inteligencia para representar los mejores intereses de la nación y no egoístas intereses particulares. Esa oposición, que obtuvo un porcentaje tan significativo de votos en medio de circunstancias desfavorables, tendrá que demostrar su capacidad de articular una oposición coherente, responsable y constructiva; lo que por debilidades internas ha sido incapaz de hacer hasta la fecha.

Los ciudadanos, por nuestra parte, debemos luchar para que pasada la campaña no quedemos nuevamente relegados a un plano inferior, hasta que se aproximen las próximas elecciones.  Este es el momento de hacer sentir que contamos y que si bien una mitad de la población por satisfacción o por descarte les confió su voto, la otra mitad entiende que debemos tomar un rumbo diferente.

Ese será el gran reto de las autoridades electas, demostrar que sabrán gobernar para las dos mitades y hacer un conjunto que sea un poco mejor para todos, no excelente para unos cuantos.

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