Gobierno y oposición en las luchas de la equivocación

En las últimas semanas, Gobierno y oposición se han enfrascado en una absurda lucha sin razón, donde en cada lado sólo se ve un afán electoral de ganar, olvidando el interés nacional, y de seguro que ambas partes dirán que estamos equivocados,&#823

En las últimas semanas, Gobierno y oposición se han enfrascado en una absurda lucha sin razón, donde en cada lado sólo se ve un afán electoral de ganar, olvidando el interés nacional, y de seguro que ambas partes dirán que estamos equivocados, lo cual no es de extrañar en una sociedad donde siempre que su opinión sea distinta a la de quienes creen tener la razón, serán los otros quienes se sentirán obligados de acusarle de equivocado.

Cuando en el 2005 hablamos de la impertinencia de construir una isla artificial en el litoral sur de la Capital, los empresarios interesados publicaron espacio pagado alegando que los opositores estábamos equivocados, pero cuando el Gobierno dijo que el proyecto había sido rechazado, entendieron quiénes eran los equivocados.

Cuando el 11 de diciembre de 2007 advertimos a través de la emisora Z101 que se acercaba la tormenta subtropical Olga, y que a media noche en Santiago se produciría una tragedia por el vertido de la presa de Tavera, los funcionarios de la Defensa Civil, del Indrhi y de la Egehid respondieron a través de la misma emisora que todo estaba normal, y que no había nada que temer porque nada iba a pasar, pero a la medianoche ocurrió la tragedia que habíamos anticipado, con 300 muertes, y el país vio a un Gobierno equivocado y muy asustado.

Cuando en el 2009 explicamos la improcedencia hidrogeológica y ambiental de superponer un derecho minero nuevo, sobre un derecho ambiental viejo en los Haitises, y que era incorrecto autorizar la instalación de una cementera, o cualquier otro proyecto minero o industrial, en un parque nacional, el cual constituye una zona hidrogeológicamente rica y frágil, muchos geólogos, mineros, y medio Gobierno, nos acusaron de estar equivocados, pero cuando el PNUD emitió su informe científico de objeción, entonces nos dieron la razón; del mismo modo que cuando estuvimos de acuerdo con que esa misma cementera se instalara al noreste de Boca Chica, en una zona ideal para esos fines, medio Gobierno y muchos ambientalistas dijeron que ese era un lugar equivocado; sin embargo, hoy todos aceptan, sin regatear, que el noreste de Boca Chica es el mejor lugar.

Cuando en el 2009 objetamos la rara enmienda en favor de la Barrick Gold sobre el contrato minero firmado con la Placer Dome, todo el Gobierno, legisladores, geólogos, economistas y comunicadores nos acusaron de estar equivocados, sin embargo, cuando el 27 de febrero de 2013 Danilo Medina dijo ante la Asamblea Nacional que ese contrato era “inaceptable” para la nación, todos entendieron que teníamos la razón.

Cuando en el 2014 dijimos que es ilegal superponer derechos ambientales nuevos, sobre derechos mineros viejos, y que era legalmente improcedente declarar a la loma de Miranda como parque nacional, por encima de la Ley Minera 146-71, y por encima de la Ley Ambiental 64-00, porque eso exponía al Gobierno a una litis donde no tenía ninguna posibilidad de ganar, y que habría que pagar 4,000 millones de dólares de indemnización, muchos nos endilgaron equivocación, incluyendo legisladores del Gobierno y de la oposición, y algunos fanáticos llegaron al abuso de decir que estábamos “vendidos a la empresa minera”, pero cuando el Presidente Medina devolvió la ley sin promulgar, y argumentó las mismas razones que ya antes habíamos argumentado en la consulta técnica que nos había solicitado el Congreso de la Nación, entendieron que teníamos toda la razón.

Hoy decimos que Gobierno y oposición transitan el sendero de la equivocación, al orientar sus debates sobre temas marginales y no sobre temas fundamentales, pues ni el cuestionamiento a los visibles éxitos de las visitas sorpresas, ni los ahorros y transferencias de partidas menores del presupuesto nacional, ni las protestas frente a la Oisoe, ni la intolerancia gubernamental, resuelven el problema fundamental de la sociedad dominicana, donde la economía está diseñada para construir una desigualdad social que a su vez produce marginalidad, desempleo, pobreza extrema, delincuencia, degradación ambiental, falta de agua potable, calamidad, y nuestro fracaso como sociedad; y aunque digan que estamos equivocados, estaremos sin temores, como en los casos anteriores, esperando que Gobierno y oposición decidan dar la razón y enfocarse en los problemas de la nación.

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