Haití nos preocupa

La comunidad internacional, para no enumerar el universo de países, gobiernos y liderazgos, es muy sensible con Haití. Los dominicanos igual fuimos parte de ese concierto, hasta que el liderazgo gobernante desató la campaña acusando a la República&#8

La comunidad internacional, para no enumerar el universo de países, gobiernos y liderazgos, es muy sensible con Haití. Los dominicanos igual fuimos parte de ese concierto, hasta que el liderazgo gobernante desató la campaña acusando a la República Dominicana de negar derechos y perseguir a sus connacionales.

Entonces no hubo más camino que la defensa del buen nombre de la República Dominicana, pero no hay manera de que nos hagan desistir de nuestra preocupación por las perturbaciones que afectan a nuestros vecinos más cercanos.

Ahora en Haití se cierran las precarias vías institucionales, en medio de una situación, si no caótica, en vía del despeñadero.

El proceso de transición que debió propiciar pacífica y tranquilamente el presidente Michel Martelly se ha empantanado. Y es inevitable el temor de que se pierda la esperanza de que continúe un orden mínimo de convivencia bajo la dirección de un gobierno aceptado por mayorías.

Celebradas las elecciones presidenciales, Martelly y las fuerzas que lo respaldan han debido ser más proactivos en favor del mantenimiento de las reglas de juego democráticas.

Ante la inevitable postergación de la segunda vuelta electoral bajo la presión política y social acompañada de violencia, resulta que el Presidente no se llevará el mérito de entregar el poder a un sustituto por las vías institucionales.

El 7 de febrero Martelly debe entregar el poder. ¿Qué pasará? Ahora se habla de negociaciones de “alto nivel” para evitar un vacío de poder que conduzca a un empeoramiento de la situación.

Todavía la oposición continúa exigiendo que una comisión verifique los resultados electorales de la primera vuelta electoral en octubre pasado, que se constituya un gobierno provisional que designe un nuevo Consejo Electoral Provisional. No parece demasiado.

Deseamos que los haitianos logren ponerse de acuerdo para evitar la violencia y la inestabilidad. Haití nos preocupa, como pueblo hermano y como emisor de refugiados económicos hacia este lado de la isla.

La comunidad internacional debe hacer lo imposible porque Haití recupere una paz mínima necesaria para la vida.

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