Hay que ocuparse de la deuda

El nivel y la sostenibilidad de la deuda pública dominicana están concitando cada vez más atención en la comunidad financiera internacional.

El nivel y la sostenibilidad de la deuda pública dominicana están concitando cada vez más atención en la comunidad financiera internacional. A pesar de los esfuerzos que ha realizado la administración del presidente Medina para reducir el déficit del sector público, la realidad es que el nivel actual del mismo no permite que la deuda pública acabe de tomar una trayectoria de sostenibilidad. 

El déficit del sector público consolidado se redujo de 8% del PIB en el 2012 a 5% en el 2013.  Este año, las proyecciones apuntan a un nivel muy cercano al registrado el año pasado. Para el 2015, no deberíamos formarnos expectativas muy optimistas, pues aunque los precios del petróleo podrían reducir el déficit operativo del sector eléctrico, las fuertes inversiones que el Estado está realizando en el sector podrían neutralizar la mejora en el balance corriente del sector.

Recientemente, el representante de la misión del FMI asignada al país, advirtió que al final del 2014, la deuda pública dominicana alcanzará el 50% del PIB. En efecto, tanto la deuda del Sector Público No Financiero como la deuda del Banco Central han estado creciendo a un ritmo acelerado en los últimos años.  Cuando incluimos las deudas vencida y la congelada que tienen las EDES -en la práctica, el Gobierno Central- con los generadores de electricidad, vemos que la deuda interna del sector público no financiero se ha duplicado entre el 2009 y septiembre del 2014, al pasar de US$3,083.6 a US$6,168.7 millones. La externa, por su parte, también se ha duplicado, pasando de US$8,214.6 a US$15,697.0 millones.

A estos resultados debemos sumar la deuda interna y externa del Banco Central. La evidente obsesión del Banco Central con un tipo de cambio bastante controlado unida al pago insuficiente de intereses por parte del Gobierno para la recapitalización del Banco Central se han unido para generar un aumento considerable de la deuda interna del Banco Central durante los últimos cinco años. En efecto, del 2009 a septiembre del 2014, la deuda interna del Banco Central ha aumentado en US$2,540.8 millones, a pesar de que durante ese período no se produjo quiebra de bancos que requiriesen salvamentos de depositantes acompañados de colocaciones de deuda. Aunque resulte difícil entenderlo, mientras el salvamento de los depositantes de todos los bancos que quebraron en el 2003-2004 llevó al Banco Central a colocar RD$82,256 millones, en los últimos 5 años, el Banco Central ha colocado RD$152,240 millones, no para salvar depositantes, sino para convertir al peso dominicano en una de las monedas más fuertes de la región, estimulando las importaciones y penalizando las exportaciones. La fortaleza del peso dominicano explica en parte el porqué, cuando termine el 2014, las exportaciones totales, excluyendo las de oro y plata, quedarán al mismo nivel que las del 2011.

A septiembre del 2014, la deuda pública, incluyendo la vencida y la congelada con los generadores de electricidad, ascendía a US$30,707.8 millones, equivalente a 49.3% del PIB, lo que permitiría proyectar que, en ausencia de decisiones de envergadura en el ámbito de la deuda pública, ésta casi seguro terminará en 50% del PIB, tal y como ha proyectado el FMI. Desde el 2009, año de la Gran Recesión global que llevó a muchos gobiernos a endeudarse para moderar y contrarrestar las reducciones de la demanda agregada que se pasearon por casi todos los países del mundo, la deuda pública dominicana habrá subido 12 puntos porcentuales del PIB cuando culmine el año 2014.

La agencia calificadora Moody’s, que el pasado mes de octubre optó por dejar inalterada la calificación B1 que asigna a la deuda soberana dominicana, en su reporte para justificar su decisión muestra preocupación por el peso que está teniendo la creciente factura de intereses sobre la deuda pública en las finanzas públicas.  A Moody’s le preocupa de sobremanera el hecho de que los ingresos fiscales no son suficientes para soportar los niveles de endeudamiento público y atender la factura de intereses, sin sacrificar a áreas sociales y de infraestructura física importantes que reclaman la acción estatal. Mientras en el 2009, la relación deuda pública al total de los ingresos del Gobierno, neto de donaciones, era de 2.91, en el 2014 terminará en 3.31.

Más grave resulta la carga que para las cuentas fiscales está representando el pago de los intereses. En el caso dominicano, para medir con más precisión el peso de dicha carga es fundamental la inclusión en el cálculo de aquellos intereses que el Banco Central paga a los tenedores de su deuda y que a su vez no son compensados por los pagos de intereses de la recapitalización que todos los años realiza el Gobierno Central. Para el 2014 se proyecta que los intereses pagados por el Gobierno Central llegarán a representar el 26.3% de los ingresos tributarios del Gobierno. Tanto el FMI como Moody’s muestran preocupación por la tendencia creciente que exhibe este indicador.

No podemos esperar más. Hay que actuar lo antes posible para comenzar a revertir esta tendencia.  De lo contrario, todos lo vamos a lamentar.

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