Hermanas se verán tras 17 años de una brutal separación

Presenciaron juntas el momento en que su padre asesinaba a su madre, pero lo sufrieron seperadas. Solo tenían cinco y siete años cuando la desgracia tocó la puerta de una humilde vivienda de Haina, en San Cristóbal.

Presenciaron juntas el momento en que su padre asesinaba a su madre, pero lo sufrieron seperadas. Solo tenían cinco y siete años cuando la desgracia tocó la puerta de una humilde vivienda de Haina, en San Cristóbal.Mario Blanco fue condenado a 20 años de cárcel y sus dos hijas
Sunilda (mayor) y Mary Rosa Sosa (menor) fueron separadas, por decisión de sus abuelos maternos, quienes, debido a su precaria situación económica, dieron en adopción a la menor a la señora Miladis Encarnación.

Sin decisión de elegir por sí misma, debido a su corta edad, Sunilda se muda con sus abuelos a la comunidad de Peralvillo, Yamasá, en Monte Plata, mientras su hermana empezaba una nueva vida con una familia de clase media en esta capital. Cada día los encuentros entre las niñas eran esporádicos.

Y así se mantuvieron hasta cumplir 17 y 19 años de edad, hasta que una decisión determinó su destino. Mary viajó con la señora Encarnación hacia Estados Unidos y no tuvieron más comunicación. De la separación definitiva han pasado 17 años, sin embargo, Sunilda, quien ya tiene 36 años, nunca, perdió la esperanza de volver a ver a su hermana.

elCaribe reporta la historia

elCaribe conoció de la historia a través de un tío de las hermanas y le dio seguimiento. Un equipo visitó la comunidad de Peralvillo. Encontramos a Sunilda, quien a pesar de sus traumas pudo formar una familia y procreó tres hijos, que hoy tienen 16, 14 y 11 años.

Abrió las puertas de su casa y contó su caso. “Recuerdo que un día antes de irse a los Estados Unidos mi hermana me llamó a una farmacia (Peralvillo) y me dijo: yo me voy, y me prepararé para luego ayudarte, pero nunca supe de ella. Esto para mí ha sido muy doloroso”.

Recuerda con exactitud toda la conversación, y narra “ella me dijo: hermana te llamó para decirte que te cases y no tengas muchos hijos. Yo me voy para prepararme. Desde que sea profesional, y tenga la posibilidad te busco”.

Hace apenas unos días, una llamada oportuna encontró a Sunilda en el lugar indicado. Su agonía fue dispersada cuando la semana pasada viajó hacia la capital a consolar a Dinora Domínguez, sobrina de Encarnación, quien sufre la pérdida de su padre.

Sunilda narra que Encarnación llamó a su sobrina para darle sus condolencias, para su suerte se encontraba en el lugar, lo que posibilitó que hablara con la señora que por muchos años se negó a escucharla, alejando así un encuentro entre las hermanas.

Hermanas quieren conocer a sus sobrinos

Sunilda aún no puede creer que ha hablado en dos ocasiones con su hermana, quien es madre soltera de una bebé de un año y trabaja cuidando ancianos en los Estados Unidos. “Ella me dijo que, al igual que yo, siempre quiso saber de mí, pero perdimos contacto. El número de la farmacia donde hablaron por última vez fue cambiado. “El corazón me gritaba que volvería a ver a mi hermana y la mente me decía no te canses”, expresó con alegría. 

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas