Se desconoce la causa exacta de este tipo de hernias. El riesgo de este problema aumenta con la edad, la obesidad y el tabaquismo. Aunque son muy comunes, ocurren frecuentemente en personas mayores de 50 años.La hernia de hiato se produce cuando la parte superior del estómago pasa de estar en el abdomen para alojarse en el tórax. Esta afección afecta aproximadamente a un 20% de la población, aunque saber cuántas la padecen es difícil porque muchos individuos no presentan síntomas.
De acuerdo a Kirsis Romero Suero, gastroenteróloga endoscopista del Grupo Médico San Martín, las señales más comunes que presentan las personas que padecen este tipo de hernia son: molestias en el abdomen, distensión abdominal, problemas para tragar, dolor torácico, mal aliento o tos seca, síntomas que hacen que cada vez se ingieran menos alimentos, porque comer se convierte, en muchos casos, en un suplicio.
Cuando se diagnostica este tipo de hernia, generalmente se indican antiácidos, con el objetivo de facilitar la digestión o reducir la producción de ácido del estómago. También se recomienda: no irse a dormir antes de que hayan pasado tres horas desde la última comida, ya que la posición horizontal durante la digestión favorecerá el reflujo. Es conveniente dejar de fumar, debido a que el tabaco estimula la secreción del ácido gástrico y, además, puede favorecer el empeoramiento de las lesiones que pueden producirse en el esófago o en el estómago. También es recomendable usar ropa holgada para evitar presiones sobre el abdomen.
Otras medidas
Según Romero Suero, también es aconsejable bajar de peso, ya que aligerará la presión en el abdomen y facilitará la mejoría de los síntomas. Así, hay que evitar las comidas grasosas, optar por alimentos ligeros unas 5 veces al día, comer lentamente y masticar despacio. También es aconsejable obviar los alimentos con temperaturas extremas, o muy calientes o muy fríos, los muy picantes, en escabeche o muy salados, ya que esto puede favorecer la irritación. También se deben eliminar o reducir al máximo ciertas bebidas que estimulan la secreción gástrica, como el alcohol, las bebidas carbonatadas, el té o el café.
